Al cerrar la puerta a una solución política negociada, el mandato de arresto contra el coronel Gadafi de la Corte Penal Internacional de la Haya va a priorizar la apuesta militar en ambos bandos aunque no supondrá, según los expertos, el fin del enquistamiento del conflicto.

Luis Martínez, analista francés, da por muerta la tentativa política negociada que ofrecía a Gadafi refugiarse en una zona remota del desierto libio a cambio de su retirada del poder. Países como Turquía habían ofrecido implícitamente asilo al líder del régimen libio. En esta línea, los expertos señalan que «Gadafi verá reforzada su determinación de no abandonar Libia».

Incluso en el caso de que, en el marco de una negociación, el Consejo de Seguridad decidiera congelar el proceso iniciado en La Haya, «¿a dónde podría huir, cuando todos los países miembros de la ONU estarían obligados a extraditarlo?», se preguntan los analistas.

Situación en el frente

En todo caso, todo apunta a que la cuestión tendrá que decidirse en el frente militar. Y todos los principales actores dan muestras de creciente cansancio e incluso nerviosismo. Los rebeldes del este libio aseguran estar a medio centenar de kilómetros de Trípoli, lo que en cualquier caso evidencia las dificultades del régimen. Pero la situación del frente oriental sigue estancada, lo que muestra que la rebelión tiene escasa capacidad de revertir la situación.

Y el paso del tiempo -y sus bombardeos cada vez más indiscriminados- están pasando factura a la OTAN, que recibió ayer un nuevo varapalo por parte del Pentágono. Es una guerra de nervios en toda regla. Y la arena del reloj sigue cayendo.