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NIK LAN TA HIK JAI: AMETS VALENCIA

«Cada vez más familias optan por pasar sus vacaciones en el camping»

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Texto: M. Eizmendi    Fotografía: Iñigo URIZ | ARGAKI PRESS

Ésta es la séptima temporada en la que Amets Valencia trabajará durante la temporada estival en el navarro camping Aritzaleku de Gesaltza, situado en las inmediaciones del Monasterio de Irantzu, en las orillas del embalse de Allotz.

La temporada comenzó para ella en marzo; desde entonces ha instruido a decenas de escolares que han participado en la escuela de vela. Desde ahora y hasta finales de setiembre, tanto en la admisión como en la tienda del camping, su labor se centrará sobre todo en atender a los turistas que se instalan en las parcelas.

En turnos de mañana y tarde y durante seis días a la semana, en los tres próximos meses se encargará de recibir a los clientes, explicarles todos los servicios que tienen a su disposición e instalarles a cada uno en la parcela que les corresponde. Reconoce que la temporada varía según la meteorología: «Si el tiempo aguanta se prolonga más; sino, acabamos en setiembre».

La admisión permanece abierta desde primera hora de la mañana hasta las once de la noche y es entonces cuando Amets y sus compañeros de trabajo disfrutan un poco del verano. «Intentamos hacer un mismo horario durante toda la semana, para, de esa manera, tener tiempo para nosotros mismos. Cuando acabamos el turno de tarde no tenemos que regresar hasta la tarde siguiente», explica.

Citas que no se pierden

Además, pese a estar trabajando, hay citas que ninguno de ellos se quieren perder en verano, como las fiestas patronales de sus localidades de origen. «Yo cubro a una compañera durante los sanfermines y ella a mí en las fiestas de Lizarra; ese tipo de cosas son muy importantes cuando trabajas en verano». Y es que ver cómo toda la gente disfruta de las vacaciones mientras tú trabajas «es ya de por sí duro».

No obstante, asegura que la labor en el camping tiene algunas ventajas. «El sitio es agradable, estamos en plena naturaleza, rodeados de gente... Hay sitios mucho peores donde trabajar en verano» asegura, al tiempo que admite que hacerlo con los escolares le resulta más gratificante, porque todo es más fácil y son menos exigentes.

El camping es cada vez una opción más demandada por las familias. «Hace algunos años, cuando comencé a trabajar aquí la gente que venía era más joven y lo hacía sobre todo en cuadrilla; eso, poco a poco, está cambiando y cada año vienen más parejas con sus hijos». Familias que incluso han llegado a establecer relaciones que se prolongan más allá de las vacaciones. La verdad es que durante el verano, asegura, el camping se convierte en un pequeño pueblo donde todo el mundo se conoce y se relaciona. «Hay gente que viene cada año en las mismas fechas y coincide con las mismas personas».

Vacaciones en octubre

Reconoce que el primer verano que pasó trabajando fue duro, «sobre todo, porque todo era nuevo», pero estuvo acompañada por otras dos personas jóvenes que le ayudaron a sobrellevar la experiencia.

Como para la mayoría de la gente que trabaja en verano, el otoño trae a Valencia la recompensa del esfuerzo realizado. «Cada otoño, en octubre normalmente me voy de viaje durante dos semanas, como casi todas las personas que trabajamos aquí».

Afirma que irse de viaje cuando la gente ha regresado a sus puestos de trabajo es gratificante. «Según el sitio al que viajas, que haya poca gente te ayuda a conocer mejor el lugar y el día a día de las personas que viven allí; porque evitas estar rodeado de turistas y puedes salir con más facilidad de los circuitos programados», apunta.

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