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Andinismo Actividad

Oriol Baró y Jordi Corominas aprietan en la Cordillera Blanca

Los alpinistas catalanes realizan -entre otras actividades- una escalada al pilar norte del Chacraraju Este (6.001 m). Un recorrido de uno 900 metros y dificultades de ED. Firman una combinación de las rutas «Eslovena» y «Terray», y añaden un tramo final original.

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Andoni ARABAOLAZA

Oriol Baró y Jordi Corominas forman una cordada de muchos quilates. Desde que coincidieron en el Equipo de Jóvenes Alpinistas de la FEDME Oriol -el aprendiz- y Corominas -el instructor- han sabido combinar perfectamente juventud y veteranía.

Sin ningún redoble de tambor y sin aparecer en la primera línea de las noticias más mediáticas, la cordada catalana siempre ha realizado actividades de gran nivel y excelente ética y filosofía.

Durante el pasado mes de junio, Baró y Corominas se ataron de nuevo a la misma cuerda para escalar en varias montañas o nevados de la Cordillera Blanca (Andes de Perú). Son actividades que no atraen a casi nadie, como la escalada que han realizado al pilar norte del Chacraraju Este (6.001 m). Un seis mil pelado, pero que se las trae. Una vertiente dura que no atrae la atención de muchos alpinistas, que apenas recibe visitas. Y una línea escalada con remarcables dificultades, tanto técnicas como objetivas.

Esta escalada ha sido la «estrella» de la nueva experiencia que los catalanes han vivido en los nevados de la Cordillera Blanca. No era el objetivo principal de los alpinistas pero, como cierre final a su viaje, podemos asegurar que ha estado muy bien.

Baró y Corominas quedaban en la capital andina de Huaraz a finales de mayo. Baró, el más joven, ya maquinaba un reto y se lo propuso a Corominas. Un objetivo duro y ambicioso: el paredón suroeste del Taulliraju (5.830 m). Una línea directa por el medio de ese muro que, según sus previsiones, les llevaría trabajar por un tiempo entre cuatro y cinco días, con todo encima.

Una gripe inoportuna

Pero, por desgracia, el reto no empieza con buen pie. Una vez en el campo base de la montaña, Oriol Baró comienza a sufrir un episodio de gripe. Decide volver a Huaraz para ponerse en manos de un médico, donde descansa un poco y se recupera antes de volver al nevado.

Mientras tanto, Corominas aprovecha este parón de su colega para realizar una escalada rápida en la cara este del Artesonraju (6.025 m) que le vendría muy bien para aclimatarse.

Una vez Baró se recupera, la cordada se pone en marcha. Tras realizar dos vivacs, los catalanes llegan a la línea de hielo que les atraía. Sorpresa: el hielo es muy delgado y está separado de la pared. Retirada. Según Baró, «no es el año para esta vía».

Ya que se encuentran a los pies de esa vertiente, los alpinistas deciden -sin apenas tomar descanso- escalar la vía más asequible de la pared: el espolón Este.

Baró adelanta que casi tocaron la cima: «Fue un ataque de un día. Llegamos a unos 20 metros de la cumbre, donde nos encontramos inmersos en una formación de nieve inconsistente y hielo típico de esta parte de los Andes. No tuvimos el coraje de pasar, a pesar de estar más de cuatro horas intentándolo».

Sin haber conseguido el objetivo principal, los catalanes regresan a Huaraz para reponer fuerzas y pillar nueva motivación para poder hincar el diente a otro objetivo. A Corominas le quedaba por delante sólo una semana antes de volver al trabajo.

El Chacraraju Este

Enseguida les llegó una sugerencia de un colega arriero: intentar el pilar norte del Chacraraju Este. El arriero lo había intentado y, además, les informó de que era un lugar que no recibía ninguna visita.

Sobre el itinerario elegido, Baró ha señalado que ya desde el principio la vía se las traía: «Nos metimos en la pared con pendientes de nieve al principio, tiradas mixtas después e incluso dos largos con pies de gato. Luego ya llegamos a las temibles cornisas, o merengues peruanos, donde montamos la tienda».

El día de cumbre no fue nada fácil, ya que el fuerte viento dificultaba la progresión: «Finalmente encontramos el camino hacia la cumbre, eso sí, tras superar importantes dificultades tanto en hielo como en roca y mixto».

En total, la cordada catalana escaló 900 metros de vía con una dificultad aproximada de ED, una combinación de la vía «Eslovena» en la primera parte, y la «Terray» en la parte intermedia. En la parte final, en cambio, hicieron un tramo original de cuatro largos nuevos.

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Los catalanes han centrado su actividad esta vez en varios nevados de la Cordillera Blanca (Andes de Perú).

cordada

Una vez más, Oriol Baró y Jordi Corominas se han atado la cuerda para realizar nuevas escaladas.

Latok III, alpinistas rusos firman la primera a la vertical cara oeste

Desde hace 11 años, la cara oeste del Latok III (6.949 m) ha estado esquivando los ataques de las expediciones rusas. Pero, finalmente, dicha cara virgen llevará el sello ruso. Y es que el pasado 25 de junio, una expedición liderada por Alexander Odintsov abría la primera línea en ese gran murallón duro y vertical.

A la tercera ha sido la vencida. Y siempre con Odintsov al frente de los ataques. Eso sí, con episodios muy graves. El primero llegó en el 2000 con Ruchkin, Koshelenko y Efimov. Varios heridos y Efimov evacuado en helicóptero. Al año siguiente uno de los integrantes de la expedición -Igor Barikhin- muere tras un desprendimiento de piedras. Y el tercer ataque, el realizado entre el 20 y 25 de junio, ha sido el bueno. Junto a Odintsov llegaban a cima Ivan Dozhdev, Evgeny Dmitrenko y Alex Lochinsky.

Aclimatan en el Latok VI, en dos semanas montan ocho campos de hamacas y luego llegó el ataque definitivo en una pared vertical, con duras dificultades y riesgos objetivos en forma de avalanchas y caídas de piedra. Andoni ARABAOLAZA

realización

Finalmente, los alpinistas catalanes se hicieron con la escalada al pilar norte del Chacraraju Este.

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El reto principal era una línea directa en la pared suroeste del Taulliraju. Desistieron por las malas condiciones.

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