El ganador de una carrera motociclista recientemente celebrada, no pudo brindar, bañarse, regarse con esos botellones de cava que les entregan porque no tenía la edad legal. Estas circunstancias se dan en los premios que se celebran en países de religión mayoritaria musulmana: los ganadores no lo celebran con cava, sino con un simulacro sin alcohol. El cava se ha convertido en un símbolo de triunfo. Es una excelente muestra de marketing de producto, no de marca, que no importa demasiado, ni la procedencia, lo que importa es que si has ganado una Liga, un campeonato en cualquier deporte, ante las cámaras y ante los niños, descorches con estruendo la botella, mojes a todos con ella y, de paso, le des un traguito.

Este tipo de difusión generalizado, lo ha hecho muy bien el vino. Aunque con las denominaciones de origen se han conseguido que se diga por ejemplo un rioja y ya sea suficiente, o un ribera, un rueda, por poner tres ejemplos emblemáticos. Por eso en «Gran Reserva» la serie de TVE que acaba de terminar temporada con resultados de audiencia gloriosos, la zona donde están las bodegas no es relevante, lo que funciona es que son vinateros (¿o se dice viñadores?), y que uno de ellos Vicente Cortázar, que interpreta con cuajo Emilio Gutiérrez Cava es un gran hijo de puta. La maldad con el vino es una combinación televisiva infalible. Y a la historia me remito.

Hasta un producto tan popular como la gaseosa, ahora anunciada por Carlos Argiñano se debe maridar con el vino peleón para ampliar cuota de mercado, promocionando ese invento tan tramposo como es el tinto de verano, pariente cercano del kalimotxo. Por cierto, Argiñano cierra temporada en Antena 3 con muy bajos resultados. Hay que esperar acontecimientos.

En verano la más deseada es la cerveza, que no tiene marketing común, pero sí esfuerzos publicitarios de creación que son las estrellas de estos días. Llevan años proporcionando piezas audiovisuales muy logradas, bien narradas, con músicas, imágenes, conceptos muy variados. Y ofrecen una solución universal, las que no tienen alcohol, las cero, cero. Pues ojo al dato, existen en el mercado vino sin alcohol y sin calorías.