Después de tantas horas de juerga y tan pocas de descanso, a muchas y muchos iruindarras y otras tantas visitantes, les parecerá que el txupinazo queda ya muy lejos. Sin embargo, servidora no se ha podido resistir a traer a esta lupa la crónica que «ABC» hizo del inicio de las fiestas. «`Chupinazo' de San Fermín sin ikurriñas» titulaba su artículo el cronista Pablo Ojer, y una se pregunta si estuvo en la plaza del Ayuntamiento o se perdió por el camino.

Porque entre el enorme gentío que se agolpaba -¿cómo puede caber tanta gente en una plaza tan pequeña?- a la espera del txupinazo, no solo eran muy visibles dos gigantes ikurriñas de varios metros cuadrados de superficie, sino también unas cuantas decenas más pequeñas. Todas pudimos verlo, quienes estuvieron allí y las que lo seguimos por la tele. Pero Ojer debía estar viendo una película. Vean lo que escribía: «El nuevo alcalde de Pamplona, Enrique Maya, lanzó ayer el `chupinazo' desde el balcón del Ayuntamiento para dar la bienvenida a unos nuevos sanfermines, en un acto casi exento de ikurriñas y de simbología proetarra. Salvo alguna pancarta aislada alusiva a presos de ETA que fue retirada por la Policía, volvió a fracasar el intento de los independentistas y batasunos de politizar una de las fiestas más populares de España». Porque, no se lo pierdan, así es como titulaban en primera página: «San Fermín, fiesta de España». Y claro, si abres así el periódico, cómo admitir que la enseña nacional vasca fue la gran protagonista. Por otra parte, con lo de una pancarta «aislada» se debía referir al enorme pancartón con el símbolo de la repatriación de los prisioneros y el lema «Maite zaituztegu» que ingeniosamente algunas instalaron en la plaza y que allí permaneció, bien alta, hasta después del txupinazo.

El plumilla del periódico de Vocento también citaba las declaraciones del alcalde, Enrique Maya -que situaba en un nuevo partido, UPM- deseando que «este espíritu festivo se contagie al País Vasco y que sirva de `ejemplo'». Alguien debería explicarles que no hay nada que «contagiar» porque el espíritu es el mismo en Iruñea y en Pasaia, por ejemplo, y que los sanfermines, aunque les pique, son las fiestas más universales de Euskal Herria.