Floren Aoiz www.elomendia.com
Porque llegaron las fiestas...
No será sencillo aunar voluntades y hacer eficaz la unidad de acción, todos tendremos que derrochar generosidad, pero ya hemos demostrado que podemos y la gente pide que no defraudemos esta esperanza
De esta gloriosa ciudad, Iruñea, la inigualable capital de nuestro país. Un país, que, pese a no existir oficialmente, derrocha vitalidad por todos sus poros en este verano de 2011. Y eso que la supervicencia es casi un milagro desde que en 1512 los españoles entraron a sangre y fuego, advirtiendo a la ciudad de Pamplona que pagaría muy cara su resistencia. Muchos años, mucha represión, colonización, pero también capacidad para mantener viva la ilusión de la libertad. Una ilusión que estalla cada seis de julio para decirle al mundo que seguimos aquí, vivos, heridos, dolidos, muchas veces machacados y apaleados, pero siempre decididos a ser dueños de nuestro destino.
Se ha hablado mucho de los resultados electorales en Gipuzkoa y mucho menos del terremoto vivido en Nafarroa, donde el españolismo ha comprobado que el desafío va muy en serio y las fuerzas progresistas y abertzales han conocido un avance histórico. Este año era, sintomáticamente, mucho más difícil para los navarreros, impedir la presencia de la ikurriña en el txupinazo. Todo el mundo intuía que se había terminado una etapa y que los intentos de prolongarla serían inútiles. No por ello iba a detenerse la acción policial. Pero la ikurriña estuvo ahí; nadie fue capaz de impedirlo. Y ocurrió, entre otras cosas, porque unos cuantos jubilados, hartos de ver recibir golpes a nuestros jóvenes, se echaron junto a ellos la plaza del Ayuntamiento al hombro y tiraron para adelante.
Salta a la vista que algunos se resisten a aceptar la voluntad popular. Quieren seguir imponiendo a porrazo limpio su Navarra foral y española. Nada nuevo tienen para ofrecer, pero creen que pueden retrasar a golpe limpio el cambio. Y van a dar muchos. Cualquiera puede ver en youtube, por ejemplo, lo ocurrido el día 6 o el 7, con unos cuantos policías municipales repartiendo mandobles, curiosamente, en la puerta del bar que fue la obsesión de los gobernadores civiles franquistas.
La Navarra foral y española es heredera directa de las masacres de 1936, la dictadura y los crímenes de la transición. Esa Navarra se impuso con balas como las que mataron a Germán Rodríguez, siempre presente en la memoria de nuestro pueblo. Pero hay otra Navarra, libre, viva, alegre. No es, a diferencia de la foral y española, ni monolítica ni uniforme, sino compleja, plural, diversa. Y tras muchos años duros, ha mirado de frente a la bestia y le ha hecho saber que se ha propuesto ganar y cambiar la historia. No será sencillo aunar voluntades y hacer eficaz la unidad de acción, todos tendremos que derrochar generosidad, pero, por si cabía alguna duda, ya hemos demostrado que podemos y la gente nos pide que no defraudemos esta esperanza.
Hay una canción, muy famosa en Baiona, la ciudad hermana de Iruñea, que invita a brindar con vino griego. Yo os propongo hacerlo con vino vasco, mejor si es navarro. Nos sobran las razones y en cada vaso podremos ver nuestros recuerdos y nuestros sueños y ¡cómo no! la sonrisa de los que faltan. Osasuna!