Algunos tenemos una incapacidad congénita para creernos las series o películas sobre sucesos, eventos o acontecimientos que hemos vivido como coetáneos, aunque sea a través de los medios de comunicación que tantos filtros y correcciones emplean para que casi nunca sepamos dónde está precisamente el correcto punto de vista. Si se trata de un asunto de la envergadura del atentado en los trenes de cercanías de Madrid conocido como el 11-M, la cosa entra ya en un territorio de incredulidad absoluta, cuando no de rechazo visceral.

Por mucho sumario, por mucho juicio, por muchos considerandos, hechos declarados probados, intoxicaciones múltiples que haya sufrido ese suceso, convertirlo en una miniserie es algo casi imposible de seguir sin sentir momentos de abandono. No hay distancia suficiente como para analizar los acontecimientos con frialdad, no creo que nadie o casi nadie tenga documentación suficiente como saber exactamente qué pasó antes, cómo se prepararon, quiénes lo llevaron a término y demás partes fundamentales de la trama. Por lo tanto, se coloca en una ficción histórica, que en este caso concreto, llega cargada de mentiras y toxicidades muy maliciosas, lo que hace que todavía sea más difícil encontrar un punto de equilibrio ante tal cantidad de muertos.

El producto audiovisual de Tele 5 estaba planteado en un tono totalmente realista y con bastante buena factura de producción y artística. Si se ve como una ficción absoluta, tiene su interés, pero en cuanto se intenta identificar los personajes con los de verdad, las situaciones como verosímiles más allá de la intuición, se entra en un terreno muy resbaladizo y no se encuentran demasiados asideros, por lo que uno acaba perdido, o cambiando de oferta.

Desde luego, si medimos esta serie con sus resultados de audiencia, se ha mantenido en unos porcentajes asumibles, pero nada más. Es casi la media que obtiene el género tan en auge, ya que en pocos meses se nos han ficcionado muchos hechos históricos y personajes contemporáneos vivos a los que se les hace unas biografías muy generosas. Lo malo es que estos productos quedan para la posteridad y pueden convertirse en referencias históricas.