La intervención de Ben Bernanke el miércoles en el Congreso de Estados Unidos alimentó la esperanza de una nueva inyección masiva de liquidez a medio plazo. Un día después, se desdice de esa intención y aboga por mantener una postura menos laxa en materia monetaria a la espera de que reaccione la economía estadounidense con la medicina aplicada hasta ahora. En la misma línea, no hay todavía acuerdo para elevar el techo de endeudamiento presupuestario, lo que ha llevado a Moody's a amenazar con una revisión de su calificación crediticia. Por tanto, un primer frente revuelto al otro lado del Atlántico que no termina de aclararse. En Europa, sigue la presión sobre la deuda de los estados periféricos y, en última instancia, sobre todas sus instituciones como garantes de la viabilidad del euro. Ahora, los focos se detienen en Italia, donde se prevé aprobar un plan de ajuste de 79.000 millones de euros. Ayer, además, el Tesoro italiano salió mal parado de la subasta de deuda al no colocar todo lo previsto y verse obligado a aumentar el interés. Así las cosas, las aguas siguen bajando turbulentas por todos los mercados y los índices no logran superar la corriente bajista con solvencia. El Ibex se fue hasta los 9.598,60 puntos, tras descontar un 0,71%. Las caídas se extendieron por París (-1,11%), Londres (-1,01%) y Fráncfort (-0,73%). En el Ibex, destacaron al alza Popular (+0,37%), BBVA (+0,29%) y Santander (+0,25%), los únicos ganadores. En París, los más castigados fueron Alcatel-Lucent (-4,49%) y Cap Gemini (-3,52%).