Pues 2011 entra definitivamente en la historia como el San Fermín probablemente más limpio en lo que al encierro se refiere. Ocho carreras y sólo cuatro corneados, únicamente uno de cierta consideración (el joven australiano empitonado el día 8 en el ruedo tras citar a los toros). Tampoco se han contabilizado grandes traumatismos. Y la velocidad ha resultado auténticamente endiablada: sólo uno de los encierros ha pasado de los tres minutos de duración.

Todo ello rompe mitos como el que asegura que la carrera va a colapsar algún día. El número de corredores permanece más o menos estable, y su estado en general es bastante mejor desde que se impuso la necesidad de estar en el recorrido al menos media hora antes. Únicamente el desconocimiento lógico de quienes visitan Iruñea estos días y no saben diferenciar toros de vacas ha hecho que los cinco primeros días siempre apareciera algún riesgo añadido en la Plaza de Toros.

Está claro que las mejoras que se van introduciendo funcionan. Apenas se han visto caídas en la curva de Estafeta. Los cabestros han cumplido su labor a la perfección. Los pastores y dobladores, también, aunque los primeros hayan tenido poco protagonismo porque las manadas han mantenido casi siempre la velocidad y el rumbo. Y qué decir de la Cruz Roja y los servicios médicos. Sin duda, en el encierro es uno de los caos más organizado que existe, y, a tenor de las cifras de este año, una de las pasiones de riesgo más seguras del mundo.

Tres golpes de nada

Parecía imposible, pero el encierro de los jerezanos Núñez del Cuvillo fue todavía más limpio que la media de los anteriores. Y eso que el precedente de 2004 hacía pensar lo contrario, porque entonces se marcharon con cuatro cornadas en su haber. Ayer, ninguna; de hecho, las astas estuvieron siempre lejos, muy lejos, de la mocina. Ni siquiera mostraron interés en quienes ayer se arrimaron a tope, conscientes de que ahora viene un año de sequía o ansiosos porque este año no habían podido lucir como querían.

Los tres traslados fueron por golpes leves: dos vecinos de Iruñea y un joven de nacionalidad francesa. Poco trabajo.