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ENSAYO

Sociología heracliteana

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Iñaki URDANIBIA

Refiriéndose a la modernidad, Karl Marx traía a colación la metáfora de la evanescencia: «Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de haber podido cosificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres al fin se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas». El estado de volatilidad y gaseoso al que se refería Marx respecto a los cambios de su época, ahora es analizado por Zygmunt Bauman, que lo sitúa en la actualidad. Se detiene el pensador polaco en la incertidumbre que empapa las sociedades actuales y habla de la «liquidad» como el estado que mejor refleja la inestabilidad, las fluctuaciones que caracterizan las relaciones que se establecen en nuestro presente, y hasta en las propias identidades personales. Debido a ese fluir constante, me atrevo a calificar la mirada del pensador de heracliteana, si bien más que el sujeto quizá sea el objeto observado, o ambos, quien sea merecedor de ese calificativo, por lo del todo fluye y nada permanece que dijese el dialéctico de Éfeso.

Hablando de identidades, precisamente es preciso constatar que en la actualidad todo se desparrama por las aguas del gran río de la humanidad: las identidades se tambalean, se hacen efímeras, fragmentarias, se construyen con atención a múltiples factores... Señala Bauman cómo su colega Agnes Heller se quejaba de que tenía que cargar con más identidades que las que parecen propias para una sola persona (mujer, húngara, judía, americana), y subraya el nacido polaco, hoy británico y siempre judío, que la lista podría haberse ampliado haciendo que tal pluralidad sea la que conlleve dificultades de cara a establecer de una vez por todas la mismidad de uno mismo, la ipseidad.

Todas estas constantes que señalo quedan sobradamente expuestas, además que de forma asimilable por todos los públicos, en estas cartas en las que Bauman expone su punto de vista sobre los aspectos más variados, que van desde asuntos relacionados con la intimidad y felicidad personal (la soledad, la muerte, el sexo...) al futuro de nuestras relaciones interpersonales, pasando por su valoración de personajes como Albert Camus o Antonio Gramsci, o muchos asuntos más al borde de la más rabiosa actualidad como la fiebre porcina, Twiter u Obama. La forma de misiva, que escribió por encargo del periódico «La Repubblica delle Donne», entre 2008 y 2009, hace que la lectura de estas entregas de sociología reflexiva resulte de una deslizante fluidez. Considerado uno de los más -si no el más- destacados e innovadores sociólogos de nuestro hoy, me atrevo a recomendar este libro como una manera de acercarse de forma adecuada al discurso líquido de este sociólogo de la «liquidad» , y conste que evito el término liquidez ya que podría pensarse que estamos hablando de cuentas corrientes.

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