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Los debutantes Gorka Izagirre y Pablo Urtasun no olvidarán su primer paso por Pirineos

Los dos debutantes de Euskaltel descubren el Tour con dos trayectorias diferentes. Urtasun lo hace con 31 años tras ganarse un hueco en el equipo del Tour gracias a su transformación de sprinter a un corredor de equipo. Gorka Izagirre, con 23, sigue su prometedora progresión.

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Joseba ITURRIA

Gorka Izagirre y Pablo Urtasun descubrieron el jueves por vez primera el ambiente especial que se vive en una etapa del Tour en los Pirineos y no lo olvidarán, porque lo tendrán asociado a la victoria de Samuel Sanchez en una cima especial para Euskaltel-Euskadi. En el caso del navarro tampoco lo olvidará porque sufrió una fuerte caída con Klöden que le ha dejado tocado.

Ya se había caído en la primera etapa y le costó dos días recuperarse, pero ni ese golpe ni el del miércoles le dejaron mayores secuelas. Sin embargo, la caída del descenso de La Hourquette d'Ancizan le ha metido el pesimismo en el cuerpo. Antes de la salida trasmitía ayer que «me tuvieron que coser en la cadera y a ver cómo voy. Me veo muy mal, me duele todo y voy a intentar pasar el día lo mejor posible, aunque ni esta etapa ni la de mañana son buenas para recuperar».

El dolor no le impidió a Urtasun celebrar la victoria de Samuel Sánchez: «Fue especial, porque en el Tour no se gana todos los años. Llevábamos mucho tiempo sin ganar y estamos muy contentos». Lo celebraron con champagne y pastas. También emplea la palabra especial para definir el Tour «en sí y pasar por Pirineos después de verlo toda la vida en la carretera o por televisión, estar dentro es especial», redunda.

También es especial su trayectoria. Pablo Urtasun debuta en el Tour con 31 años, pero ni se había planteado si podía llegar a correr la prueba: «No es algo a lo que le había dado muchas vueltas. Las cosas, si tienen que llegar, llegan. No era una obsesión correr el Tour, aunque estoy encantado de estar aquí, es la carrera que más nivel tiene, la que más mueve. Ha llegado el debut y encantado».

Ha llegado a la cumbre del Tour después de recorrer muchos años por carreteras secundarias a diferencia de la mayoría de los corredores del equipo que han pasado por la autopista que representan los escalones de la estructura de la Fundación Euskadi: «Debuté en Kaiku y tuve que tomar le decisión de seguir en el extranjero o dejarlo y me llegó una oferta buena de Portugal. Decidí ir y ahora aquí estoy. Cuando con un camino más largo llegas al mismo sitio con más esfuerzo, valoras más lo que tienes».

En el equipo en los grandes objetivos

Su presencia en el Tour demuestra que se ha ganado la confianza de Igor González de Galdeano tras su buena Vuelta del pasado año. De hecho, también fue incluido en el equipo de la Euskal Herriko Itzulia y ha sido uno de los fijos en el bloque encargado de arropar a Samuel en el Tour: «En la Vuelta nos tocó tirar muchos días de salida, aguantamos toda la Vuelta, han cogido confianza en mí para las vueltas, me han metido en el equipo del Tour y estoy encantado».

Para ello ha experimentado una transformación. Ha pasado de ser un sprinter a un corredor de equipo de resistencia, capaz de pasar bien la montaña gracias a una rebaja en su peso. «La verdad es que nunca he estado al nivel de los sprinters puros, he sido más de potencia. Afilando el peso paso mejor la montaña y eso es bueno para entrar en el equipo de las vueltas. Se me piden otras cosas que antes no se me pedían».

Ha bajado de los 74,5 kilos que pesaba cuando pasó a profesional con Kaiku a los 69,5 de ahora. La clave de esos cinco kilos perdidos la sitúa en «la competición y los entrenamientos y en cuidar más la comida. Cada vez como más limpio, pero sobre todo han influido los kilometrajes y unos entrenamientos diferentes».

De su debut en el Tour lo que más le ha llamado la atención han sido «las caídas. Se han ido para casa siete correores que podían estar entre los quince primeros y eso es muy significativo. Samuel las ha librado bien. El primer día perdimos un minuto sin llegar a caerse, pero es un mal menor porque mucha gente importante ha abandonado».

Urtasun ha sido uno de los corredores encargados de llevar a Samuel arropado en la primera mitad del Tour: «Procuramos quitarle los mayores riesgos y llevarlo bien colocado adelante para evitar las caídas. En la más grave de Vinokourov y Vandenbroeck fueron los primeros del pelotón los que se cayeron. Incluso si vas colocado es cuestión de suerte, pero cuanto más adelante vayas tienes menos probabilidades de caerte».

Aunque él se cayó con Klöden cuando iba en las primeras posiciones. Ayer consiguió llegar en el segundo grupo, en el que también viajó Gorka Izagirre, y espera recuperarse y no ampliar la lista de bajas de Amets Txurruka e Iván Velasco, «que encima eran dos corredores importantes para la montaña. Estar con dos menos lo acusas en todo, para coger escapadas, subir agua, colocar al líder. Tener dos menos se nota y más si iban muy bien en montaña para ayudar a Samuel, al que le veo muy bien, confiado, con pedaleo... Puede estar cerca del podio».

«Ha sido muy grande, pero esto sigue»

Para Gorka Izagirre, que debuta en el Tour con 23 años -es su primera grande- la jornada de Luz Ardiden fue completa porque, a diferencia de Urtasun, es de los pocos que no se ha caído en lo que se lleva de carrera. «Fue muy emocionante, sabíamos que Samuel está muy bien y su victoria ha sido muy grande, pero esto sigue y hay que ir día a día. Samuel está bien en la general y hay que estar con él».

El jueves subió muy bien junto a su líder el el Tourmalet antes de recibir en Luz Ardiden la orden de su director de acabar tranquilo: «Me dijeron que levantara el pie para descansar un poco, que Samu iba por delante y que estaba todo controlado». Probablemente le tocará hoy buscar la escapada en una etapa con muchos puertos en la que el trabajo del equipo y tener corredores puede ser importante: «Ya me gustaría entrar en una fuga, otra cosa es poder. Lo intentaré, y como yo todo el equipo».

Se quedó gratamente sorprendido del ambiente que vivió en su primera etapa en Pirineos: «Siempre se espera, pero hasta que vives el momento no sabes cómo puede ser. En el Macizo Central y en todo el Tour se nota que la gente está a tope y en Pirineos la que está es nuestra afición. Es lo más. Es la ventaja que tenemos los vascos, que en los Pirineos nos apoyan tanto. Además ha venido mi cuadrilla, los amigos, la famiilia, la novia... Todo el mundo».

De su debut en el Tour destaca «la tensión y, sobre todo, a partir del Macizo Central la velocidad. Es otro punto que hay aquí. En el Tour hay el máximo nivel y eso se nota mucho. Al principio no conseguía coger el ritmo de la carrera, pensaba que estaría mejor, por lo menos en la primera etapa y para la crono por equipos. No conseguí estar adelante, por lo menos como me pedía el equipo. Quitando eso, estuve en una escapada peleando y luego he tenido unos días de bajón por la escapada, que me ha costado recuperar, pero a partir del Macizo Central me he encontrado mejor y a ver si estamos bien en lo que queda de Pirineos y Alpes».

Empezó en forma la temporada en Australia y en Mallorca, pero ha conseguido llegar en un buen momento al Tour: «Descansé antes de Suiza. Después de la Vuelta a Madrid cogí varios días de vacaciones, estuve en Lanzarote desconectando y empecé a entrenarme para correr Suiza, el campeonato y el Tour». Fue el mejor del Euskaltel en la ronda helvética en su vuelta a la competición porque «tampoco me cuesta mucho coger el nivel medio. Anduve bien y he llegado bien al Tour como quería llegar y como quería el equipo que llegase».

Su actuación en Suiza llevó a Igor González de Galdeano a comunicarle que entraba en el equipo del Tour, cuando a principio de temporada el de Ormaiztegi pensaba que iba a correr el Giro: «Antes de Suiza me comentaron que estaba en la preselección y después de Suiza me dijeron que iría al Tour. Al principio cuando te lo dicen está bien, pero tampoco le di mucha importancia. Pero al venir aquí es cuando te das cuenta de que es otra carrera, que tiene otra dimensión y valoras más la oportunidad que me han dado de entrar en el equipo del Tour».

De su debut en la prueba lo que más le ha llamado la atención es el «nerviosismo. La gente quiere ir en cabeza y el truco está en ir adelante, adelante y adelante y no hay más. Si no, te comes látigos y el esfuerzo que hacer es el doble. Por eso suele haber mucha tensión, todo el mundo quiere ir bien colocado. Todos los líderes quieren ir adelante y si eso se suma que la carretera mide lo que mide y caben los que caben suele haber codazos, roces y caídas».

El de Ormaiztegi es uno de los pocos que no se ha caído «ha sido cuestión de suerte» y lamenta la marcha de Velasco y Txurruka: «Se notan las dos bajas en todo, si algun dia hay que tirar, para coger fugas... Cuanta más gente tengas para coger escapadas hay más posibilidades. Notaremos las dos bajas, pero el Tour sigue y nosotros debemos mirar adelante. El objetivo será intentar coger alguna escapada y estar con Samuel el mayor tiempo posible ayudándole».

Lo que no se plantea es dejar toda la responsabilidad de obtener victorias al líder naranja. Cuando se le plantea si marcarse el objetivo de ganar una etapa es demasiado responde que «aquí al final estamos corriendo y todos estamos en la misma mesa y al final demasiado no es. Intentaré por lo menos coger alguna escapada. Sé que no puedo ganar una etapa si llego con los de adelante, pero en una fuga igual sí. Lo que no vamos a hacer es dejar toda la responsabilidad de buscar victorias a Samuel. Estamos siete corredores y al final si no soy yo será otro el que lo busque en una fuga».

Se ha quedado sorprendido del nivel de los mejores corredores en el Tour: «A todos los líderes les veo muy fuertes. A Vinokourov le veía muy fuerte. Le vi cómo atacó en la etapa de Super Besse y me quedé flipado, pero en general les veo bien a todos y a Samu le veo uno de los más fuertes. No sé hasta donde llegará, pero llegará lejos seguro».

debutantes

Gorka Izagirre a los 23 años y Pablo Urtasun, con 31, son los dos corredores de Euskaltel que disputan este año su primer Tour.

Un grupo de txistularis recibió al rey de Luz Ardiden en la salida de Pau

La expedición de Euskaltel Euskadi se presentó en la salida con una compañía especial. De los coches oficiales empezaron a bajar txistularis ataviados con camisetas naranjas para cumplir con algo que se ha convertido en habitual en los últimos ocho años en las salidas del Tour de Pau. Uno de los txistularis explicaba que «el primer año nos juntamos cuatro un día de San Martín con el presidente de Euskaltel, José Antonio Ardanza, que nos pidió que viniéramos». Desde entonces no han faltado a la cita. Ayer llegaron procedentes de Leioa, Elorrio, Gorliz, Zestoa, Urretxu y Hernani, con un chaval que acaparó la atención de las cámaras de televisión. El grupo se colocó junto al autobús de Euskaltel y comenzó a hacer sonar los txistus y los tambores, mientras del autobús naranja bajaba el rey de la montaña, Samuel Sánchez. Los sones de los txistularis se colaron entres las declaraciones del asturiano, que reconocía que a la noche vio las imágenes de su victoria, aunque entiende que se aprende más de las derrotas y dejó claro que en Luz Ardiden tuvo presente su error de Morzine Avoriaz. Se marcó el podio del Tour como el próximo sueño a cumplir sin descartar otra victoria de etapa en los Alpes. También se mostró dispuesto a defender el maillot de la montaña, en la segunda ocasión en la que un corredor del Euskaltel lucía un maillot como primero en una clasificación secundaria después de que Egoi Martínez llevara el mismo maillot en 2008. El año anterior Amets Txurruka subió al podio final de París como ganador de la combatividad con el maillot blanco que lució en la carrera, pero era el tercer joven detrás de Contador y Soler. Joseba ITURRIA

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