NIK LAN TA HIK JAI: Eduardo García
«Con el frío de las cámaras frigoríficas no necesitamos aire acondicionado»
Para Eduardo García, nacido en Colombia y residente en Gasteiz, ésta es la segunda temporada que trabaja en la heladería Breda de la popular calle Dato y, por consiguiente, el segundo año que le toca trabajar durante el verano.
Él o cualquiera de sus compañeros serán los que se encarguen de servir miles y miles de helados durante estas jornadas estivales a gasteiztarras y foráneos. Mientras la mayoría de la gente planea sus vacaciones en estas fechas, o cuenta los días que le quedan para el descanso estival, a otros les toca trabajar, una complicada labor, sobre todo, cuando la mayoría de los clientes que se acercan disfrutan de su tiempo de ocio.
La temporada de verano en esta conocida heladería de ña capital alavesa varía en función de las necesidades del cliente, que están íntimamente relacionadas con la meteorología. Es por eso que ésta puede finalizar el 30 de agosto, pero si el buen tiempo y el calor se prolongan incluso puede alargarse hasta mediados de setiembre.
La heladería permanece abierta desde las doce del mediodía hasta las doce de la noche. Eduardo y sus compañeros se organizan en turnos de jornada partida, para cubrir el amplio horario del establecimiento. Lo que peor lleva este heladero de la calle Dato es, como la mayoría de los trabajadores, madrugar y más en esta época donde los privilegiados que ya disfrutan de vacaciones lo primero que hacen es apagar sus despertadores. Por ello, confiesa estar muy a gusto con el horario que tiene, ya que no debe madrugar en exceso.
Rápido y efectivo
El establecimiento ofrece una gran variedad de helados, crepes y yogures, con los que han conseguido renombre en la zona. También es conocido por la gran afluencia de gente y el buen ambiente que se crea los días de calor. Eduardo García reconoce que no nota diferencia alguna en la cantidad de gente en comparación, por ejemplo, con el año pasado: «Hay ciertas cosas que nunca cambian, incluso en épocas de crisis; cuando el calor aprieta, la gente quiere helado».
Explica que «trabajar en el sector de la hostelería «es muy sujeto» y conlleva «mucha más implicación a lo largo del día que otros trabajos a turnos en los que, al finalizar tu jornada de ocho horas, te marchas a tu casa».
Pese a ello, se muestra satisfecho: «No trabajamos en un lugar completamente cerrado y, por lo tanto, uno se siente más libre que en otros sitios como podría ser una fábrica o cualquier establecimiento cerrado».
Además, a diferencia de otros entornos laborales en los que los empleados tienen que estar sometidos a elevadas temperaturas, los días de calor García agradece especialmente el frío que emana de las cámaras frigoríficas . «No paso calor y no necesito aire acondicionado», comenta sonriente. Cuando a uno le toca trabajar en verano, no hay nada mejor que buscar el lado positivo de las cosas.
Respecto al en ocasiones difícil trabajo que supone tratar con los clientes, reconoce que en la heladería lo que prima más es «ser rápido y, al mismo tiempo, efectivo». «Los clientes vienen, piden los helados que quieren y se van, es un trato rápido y sin mayores complicaciones», añade.
Disfrutar del tiempo libre
Fuera de su jornada de trabajo, aprovecha para disfrutar de la tranquilidad de su casa y de pasear lejos del calor, aunque el clima de Gasteiz parece no impresionar a este colombiano, acostumbrado a temperaturas más elevadas en su país natal.
Es más, cuando la temporada de verano finalice, intentará huir de las bajas temperaturas y, «si el presupuesto lo permite», viajar unos meses a su país o, si no, «hacer algún viajecito a alguna localidad cercana pero, sobre todo, descansar».
«Hay ciertas cosas que nunca cambian, incluso en épocas de crisis; cuando el calor aprieta, la gente quiere helado».