Blues, jazz, playa, sanfermines, vacaciones, fiestas y decisiones académicas, de pareja, familiares, laborales y proyectos sociopolíticos y culturales, todo esto al son de días de calor, lluvia y, por supuesto, de encuentros gastronómicos acompañados de un buen vino o cualquier bebida refrescante. Y después de toda esta euforia, vendrán días de calma, de nuevas preocupaciones y proyectos y nos damos cuenta de que el mundo sigue ahí, de que los problemas de todo tipo, bien sean personales o sociales nos esperan con los brazos abiertos, por lo que es importante darnos un tiempo de reflexión y de «toma de conciencia» de lo que hay y no hay, de lo que ha terminado y comienza, de lo viejo y lo nuevo, del momento presente y de lo que a partir de ahora queremos hacer, podemos hacer y qué decidimos hacer en todos los aspectos.

Espero que en nuestras reflexiones no olvidemos la crisis, el paro, la corrupción, las guerras, el hambre, la contaminación, el femenicidio, la inseguridad ciudadana, los «sin techo», el colectivo gitano, los inmigrantes, los niños soldado, los niños explotados, los enfermos, los ancianos, las amas de casa, la educación caduca, la fabricación de armas, la tortura, las condiciones denigrantes de todas las cárceles, las violaciones y asesinatos, la telebasura, la porno- grafía infantil, la economía capitalista y neoliberal, la privatización de la sanidad, la bajada de pensiones, la subida de sueldos descomunales a los políticos, el gasto absurdo e innecesario de sueldos burocráticos, el recorte de ayudas sociales, la deuda externa, el narcotráfico y tráfico de personas, las fronteras cerradas con barreras militarizadas, el empobrecimiento de nuestros países, la acumulación de riqueza en muy pocas manos, el racismo y cualquier discriminación, el nepotismo, la antidemocracia, el poco o nulo futuro laboral y económico de nuestros jóvenes, el incierto futuro de nuestra niñez... En fin, que temas para reflexionar tenemos más que suficientes, por lo tanto mi recomendación en este periodo: Reflexionar en qué momento estamos en el problema que nos afecta o nos importa, mirar qué podemos hacer al respecto, con qué recursos contamos, qué debemos crear para intentar resolverlos, qué pasos no hemos dado por falta de conocimiento, de sensibilidad, de tacto, de valor, de atrevimiento, de ánimos, de esperanza, de ilusión, de confianza.

Comprometernos con lo mínimo, es decir, tener muy claro el problema, su momento, su solución y lo que nos corresponde hacer a cada uno en cuanto a intentar resolver el problema.

Darnos un tiempo para cumplir nuestros compromisos, evaluar si realmente los estamos cumpliendo, revisar fallos, nuevas necesidades, felicitarnos por nuestros logros, tener confianza en nosotros, unir fuerzas, llegar a mínimos para luchar juntos, tener claro quiénes son nuestros verdaderos enemigos, no desunirnos los oprimidos. La guerra no es entre nosotros, sino contra todo el que nos oprime y lo que nos aniquila. En fin, felices reflexiones de verano.