Tanto EEUU como el régimen libio han reconocido contactos el pasado fin de semana en Túnez en torno a la crisis creada tras la revuelta en el país africano.

El encuentro entre tres enviados estadounidenses y cuatro funcionarios libios tuvo lugar cuando se cumplen cuatro meses de agresión militar contra Libia de la OTAN, en la que participa el Ejército estadounidense.

Washington no ha mostrado desde el principio excesivo entusiasmo por esta operación, defendida con euforia por el Estado francés en su pugna geopolítica, con Italia en el caso de Libia y, por extensión, con Gran Bretaña, para apuntalar sus discutidas posiciones postcolonialistas en el Continente Negro.

Un funcionario del Departamento de Estado estadounidense insistió en limitar el alcance del encuentro y aseguró que, «a instancias del régimen libio», sus representantes se habría limitado a trasladarles «un mensaje claro y cristalino, cara a cara», sobre su exigencia de que Gadafi abandone el poder.

El mismo portavoz insistió en que no se trataría, de ninguna manera, de un inicio de negociaciones formales y trató de salir al paso de interpretaciones al asegurar que Washington no pretende suplantar a la mediación de la ONU, además de asegurar que el contacto se realizó con el conocimiento de los rebeldes del Consejo Nacional de Transición y de los aliados.

Trípoli confirmó los contactos y reiteró que «apoyamos cualquier diálogo, cualquier iniciativa de paz mientras no se decida el futuro de Libia desde fuera», en palabras del portavoz del Gobierno, Ibrahim Musa. «Debatiremos sobre todo, pero no condicionen sus conversaciones de paz. Dejen que los libios decidan su futuro», reiteró.

Lejos aún de Brega

Los mandos militares de la rebelión libia desmintieron el anuncio realizado la víspera en torno al frente nororiental y reconocieron que sus tropas estaban aún «a 15 kilómetros de Brega», parón que justificaron «porque todo está sembrado de minas».

En el frente noroccidental, una delegación de responsables del feudo de la rebelión, Bengasi, fue autorizado a viajar en avión a Qualeesh, pese al -o precisamente por- bloqueo aéreo aliado en todo el país.

Las anunciadas ofensivas rebeldes siguen sin concretarse pese a que la OTAN sigue bombardeando diariamente objetivos del régimen. París tuvo que salir ayer al paso del creciente nerviosismo occidental por la «escasa preparación militar de los rebeldes».