Los forenses confirman que Allende se suicidó durante el golpe militar
El presidente chileno, Salvador Allende, acabó con su vida de un único disparo el 11 de setiembre de 1973, cuando los militares encabezados por Augusto Pinochet asediaban el Palacio de la Moneda. Esta es la conclusión que se extrae del estudio realizado durante los últimos dos meses por expertos que exhumaron el cuerpo del líder de la Unidad Popular. Esta versión coincide con la que ha defendido siempre la familia del presidente.
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«La conclusión es la que la familia Allende tenía. Es decir, el presidente Allende, el día 11 de setiembre de 1973, ante las circunstancias extremas que vivió, tomó la decisión de quitarse la vida antes de ser humillado o vivir cualquier otra situación», declaró ayer la hija del presidente, Isabel Allende, durante la conferencia de prensa en la que miembros del Servicio Médico Legal (SML) de Santiago explicaron las conclusiones del informe elaborado durante los últimos dos meses y por el que se confirma que el mandatario se quitó la vida durante el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet.
«Tenemos una gran tranquilidad porque este informe concluye con algo que teníamos la convicción», expresó Isabel Allende, actualemente senadora, y que se mostró visiblemente emocionada. Además, Allende se declaró agradecida por el trabajo de los expertos y dijo que la conclusión dará tranquilidad a la familia, que siempre creyó en la versión de los médicos de que su padre estaba solo en su despacho en el momento de la muerte y de que no hubo intervención de terceros.
«Un solo disparo»
En este sentido, los exámenes realizados por el grupo de forenses confirman que fue «sólo un disparo» el que terminó con la vida de Salvador Allende, según aclaró el director del SML, Patricio Bustos.
La investigación ha establecido que el 11 de setiembre de 1973, Allende se sentó en un sillón de su oficina, afirmó el fusil AK-47 entre sus rodillas y apretó el gatillo, accionando dos proyectiles: uno entró por la barbilla y le salió por la parte posterior del cráneo, causándola la muerte y el otro fue hallado después incrustado en una pared de la estancia.
La investigación acerca de la muerte de Allende, conducida por el juez Mario Carroza, de la Corte de Apelaciones de Santiago, se enmarca en la presentación de 726 querellas por casos de violaciones de los Derechos Humanos que nunca habían sido investigadas por Justicia.
Frente a la versión del suicidio también surgieron diversas hipótesis que sugerían que Allende, que en este momento contaba con 65 años y que lideraba la coalición Unidad Popular, pudo ser asesinado por los militares golpistas que asaltaron la Moneda tras bombardearla e incendiarla, o que falló al intentar acabar con su vida y tuvo que ser rematado por uno de sus colaboradores más cercanos.
Tras su muerte, el cuerpo de Allende fue sometido a una autopsia antes de que sus restos se trasladasen a la ciudad de Viña del Mar. En 1990, con la recuperación de la democracia después de casi dos décadas de dictadura pinochetista, el cadáver fue exhumado y trasladado de nuevo a la capital, donde fue sometido a un segundo examen.
La investigación establece que Allende se sentó en un sillón de la oficina, se apuntó con un fusil AK-47 y disparó dos proyectiles: uno le entró por la barbilla y salió por el cráneo y el otro fue hallado incrustado en la pared
Tras la exhumación del cuerpo, realizada el pasado 23 de mayo, un equipo internacional de expertos desarrolló nuevos exámenes en las que, según el director del SML, Patricio Bustos, se llegó a la conclusión unánime del suicidio. Entre los miembros del equipo de expertos se encontraba el tanatólogo vasco Paco Etxeberria, presidente de la Sociedad de Estudios Aranzadi y que ha desarrollado una incansable labor en Euskal Herria tanto en exhumaciones de víctimas de la guerra civil como sobre víctimas de la tortura como los tolosarras Joxi Zabala y Joxean Lasa. Además de Etxeberria, el equipo encargado de la investigación sobre Allende estuvo formado por la doctora colombiana Mary Luz Morales, la estadounidense Douglas Ubelaker, el perito balístico británico David Pryor y el antropólogo forense Luis Fondebrider, de Argentina. Patricio Bustos explicó que el trabajo pericial tuvo cuatro fases: la comprobación de la identidad del cuerpo exhumado, la causa de muerte (herida de proyectil), la forma (suicidio) y la circunstancia (golpe militar). La tesis del suicidio siempre había sido defendida por los familiares del presidente, que ante la posibilidad de un golpe de Estado, juró morir con las armas en la mano. Sin embargo, ni el arma ni la bala con la que el ex presidente se quitó la vida nunca pudieron ser encontradas. GARA
