Desde el día de la publicación de la sentencia del Tribunal Constitucional que revocaba la ilegalización de Bildu, e incluso desde antes, esa formación se encuentra bajo la lupa de gobiernos y medios de comunicación. Se le han exigido pasos, gestos y pronunciamientos que a nadie más se le exigen; se le ha responsabilizado de incidentes previamente exagerados y manipulados, y el hecho de su existencia es motivo de vilipendio. Sin embargo, esa lupa tan potente y exigente no ha reparado en las amenazas recibidas por el alcalde de Lasarte-Oria, perteneciente a la coalición abertzale de izquierda. La mayoría de los medios de comunicación, desbordados, han sido incapaces de reservar siquiera la mitad del espacio que suelen ocupar las acusaciones y exigencias a Bildu para hacerse eco de esas amenazas o de los ataques contra herriko tabernas. El ministro y los consejeros de Interior, las formaciones políticas, los sindicatos españoles no han podido convocar ruedas de prensa de urgencia y posponen sus muestras de solidaridad. Y seguirán poniendo en duda el carácter democrático de Bildu, y Bildu seguirá dando pasos hacia un escenario verdaderamente democrático, a pesar de las amenazas.