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Represión en Siria

Los 2.000 muertos en Siria ponen en un aprieto a Occidente

La UE aprobó ayer nuevas sanciones contra el Gobierno sirio y la ONU reunió a su Consejo de Seguridad a petición de los países europeos como respuesta al último episodio de represión contra manifestantes opositores por parte de Damasco. Mientras, el presidente sirio, Bashar al-Assad, hacía oídos sordos a las críticas occidentales y felicitaba al Ejército por «hacer frente a los agresivos planes a los que nos enfrentamos».

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GARA | BRUSELAS

Tras la muerte de al menos 140 personas el domingo, al inicio del mes de Ramadán, por disparos de las fuerzas de seguridad sirias, el Gobierno de Bashar al-Assad se colocó en el punto de mira de nuevas sanciones occidentales. Así, la UE acordó ayer extender a otras cinco personas adicionales las sanciones acordadas contra dirigentes y empresas vinculadas al Gobierno sirio, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en Nueva York a puerta cerrada a las 17.00 de ayer [23.00 de ayer en Euskal Herria], según informó la Presidencia de turno, a cargo de India.

La petición de la reunión del Consejo de Seguridad fue realizada por los países de la UE, liderados por Alemania, con el apoyo del Estado francés y Gran Bretaña, miembros permanentes y con derecho a voto.

«Esperamos una reacción fuerte y clara del Consejo de Seguridad. No podemos seguir siendo cómplices silenciosos de la sangrienta represión del régimen sirio», indicaron fuentes diplomáticas europeas a la agencia Efe, que añadieron que la ausencia hasta ayer de un posicionamiento de la ONU ha sido interpretada como una carta blanca por Al-Assad.

La responsable de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, llamó a «liberar a los presos políticos y al cese de la violencia en Siria», al tiempo que pidió a Damasco que establezca «un verdadero diálogo inclusivo» para superar la crisis.

El de ayer es el cuarto paquete de medidas aprobadas por la UE, que ya había impuesto un veto de entrada a territorio de los 27 y congelación de activos a Al-Assad y al menos otros doce personas vinculadas a las fuerzas de seguridad.

Ashton recalcó que la UE mantendrá su política de presión sobre Damasco «mientras continúe la represión».

El presidente de EEUU, Barack Obama, por su parte, se declaró «horrorizado» por la situación en Siria, mientras que Rusia hizo un llamamiento para que acabe la represión y pidió al Gobierno y a la oposición que renuncien a la violencia.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el uso de la fuerza por parte de las autoridades sirias contra la población civil y pidió al Gobierno de Al-Assad que ponga fin a la violencia «inmediatamente», en un comunicado hecho público el domingo.

Desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, acusó al Gobierno sirio de «hacer la guerra contra su propio pueblo».

«La canciller alemana, Angela Merkel, condena la violencia del Gobierno sirio y llama al presidente Bashar al-Assad a detener inmediatamente la violencia y a comprometerse de manera seria con el diálogo con los manifestantes pacíficos», declaró el portavoz del Gobierno alemán, Christophe Steegmans, durante una rueda de prensa.

Abdullah Gül, presidente de Turquía, país fronterizo con Siria, también se declaró horrorizado. «Los últimos acontecimientos en Siria han profun- dizado nuestras preocupaciones. Las imágenes de los acontecimientos de ayer nos han horrorizado. El empleo de armas pesadas en Hama contra civiles me ha causado un gran impacto», señaló a la agencia turca Anadolu Ajansi.

Durante la jornada de ayer, llegó incluso a barajarse la posibilidad de una intervención militar del mismo tipo de la que se está llevando a cabo en Libia, pero dirigentes europeos rechazaron esta posibilidad. El estancamiento de la situación en el país norteafricano y la crisis económica no son las mejores condiciones para iniciar una aventura militar en Siria.

El ministro británico de Exteriores, William Hague, pidió ayer que se ejerza más presión sobre Damasco, pero descartó la posibilidad de una intervención militar, destacando que la situación en Siria es diferente a la de Libia.

La OTAN, a segundo plano

El secretario general de la OTAN, Ander Fogh Rasmussen, también rechazó una intervención militar en Siria, incidiendo, en una entrevista concedida al diario occitano «Midi Libre», en que «no existen las condiciones necesarias».

«En Libia estamos llevando a cabo una operación basada en un mandato claro de la ONU. Tenemos el apoyo de los países de la región. Estas dos condiciones no se dan en el caso de Siria», explicó Rasmussen, que condenó «los actos de violencia de las fuerzas de seguridad sirias contra su población».

Las críticas de las potencias occidentales no amilanaron al presidente sirio, que felicitó al Ejército al día siguiente de la sangrienta represión. «Saludo a cada soldado y le felicito con motivo del 66 aniversario de la creación del Ejército Árabe Sirio, que defiende sus derechos frente a los planes agresivos a los que tenemos que enfrentarnos», declaró Al-Assad en una alocución, según la agencia SANA.

«Todos vosotros representáis el orgullo y el valor», añadió el mandatario sirio.

«Estoy totalmente convencido de que somos capaces de lograr que fracase este nuevo complot, bien urdido, que busca dividir Siria, como preludio de la división de la región en pequeños estados que se enfrenten entre ellos», insistió Bashar Al-Assad.

Desde el comienzo de la revuelta, las autoridades de Damasco han acusado «a grupos armados y a terroristas de sembrar el caos en el país», infiltrándose entre los manifestantes y recurriendo a la violencia.

 
seis muertos más ayer

La agencia France Presse informó de que ayer se registraron seis nuevas muertes debido a la represión policial en las ciudades de Hama (cuatro) y Al-Bukamal (dos) y de que se habían desplegados carros blindados en Al-Hula y Deir ez-Zor.

Unas fuerzas armadas numerosas y adiestradas

Según la última edición del «Military Balance» del International Institute for Strategis Studies de Londres (2010), el presupuesto de Defensa sirio de 2009 era de 1.300 millones de euros en un país con un PIB de 38.500 millones de euros.

El Ejército sirio cuenta con 325.000 efectivos, de los que 220.000 pertenecen a las fuerzas terrestres, 5.000 a la Marina, 40.000 al Ejército del Aire y 6.000 a la Defensa Aérea.

Las fuerzas paramilitares se estiman en 108.000 efectivos, de los que 8.000 pertenecen a la Gendarmería, bajo autoridad del Ministerio del Interior, y 100.000 a la milicia popular del partido Baaz, en el poder desde 1963.

Junto a ello, hay 314.000 reservistas en el Ejército de Tierra, 4.000 en la Marina, 10.000 en el Ejército del Aire y 20.000 en la Defensa Aérea.

El Ejército de Tierra cuenta con siete divisiones blindadas, tres divisiones de infantería mecanizada, una división de fuerzas especiales y una división de la Guardia Republicana, creada en 1976 y encargada de la seguridad de Damasco. Se considera que la eficacia de las fuerzas especiales y de la Guardia Republicana es superior a la del Ejército.

El Ejército está equipado con material de origen ruso y cuenta con 4.950 carros de combate. Dispone de un importante arsenal de misiles, cuyo mando se encuentra en Aleppo.

La Marina dispone de dos fragatas. El Ejército del Aire cuenta con dos 555 aparatos de combate, la mayoría de origen soviético. Aunque buena parte del material soviético se considera obsoleto, Siria cuenta con uno de los aparatos militares más potentes del mundo árabe. GARA

denuncia ante el tpi

Amnesty International (AI) pidió ayer al Consejo de Seguridad de la ONU que denuncie a Siria ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) por la represión ejercida durante el fin de semana contra opositores en Hama y otras ciudades.

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