En un comunicado, la entidad financiera vasca indica que los resultados se han ajustado a las previsiones establecidas por el plan de gestión y, todo ello, «en un entorno económico complicado» y marcado por unas «menores» necesidades de inversión de las familias y empresas.

En este escenario, la entidad ha cerrado el semestre con un beneficio antes de impuestos de 17,9 millones, un 41% menos que en los mismos meses de 2010. El resultado después de impuestos, como consecuencia de una serie de operaciones, ha sido superior, de 18,4 millones, con una caída del 47% en comparación con el mismo semestre de 2010. No obstante, la entidad afirma que la previsión para final de año es repetir los resultados del pasado año.

El crédito total a clientes se eleva a 15.637 millones de euros. Por sectores, y en lo referente a financiación a las familias, la entidad ha indicado que sigue cumpliendo con su compromiso con la sociedad, «sosteniendo en 11.044 millones la inversión en Economías Domésticas», lo que supone un ligero descenso del 1,6%, «en un entorno marcado por el fuerte descenso de la demanda». En cuanto a la financiación a empresas, excluido el sector de la promoción inmobiliaria, el crédito de Caja Laboral se ha incrementado en un 1,1% en la primera mitad del año.

La tasa de morosidad se sitúa en un ratio del 4,33%, «entre las más bajas del sector», según la entidad, que destaca que la agencia Fitch calificó su deuda a largo plazo de "A" (buena calidad), mientras el core capital presenta el 11,59%, lo que sitúa a Caja Laboral «entre las primeras entidades del Estado».

Destaca asimismo que presenta «niveles holgados de liquidez», ya que el ratio de depósitos minoristas sobre créditos concedidos se cifra en el 80%.