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Forajidos de leyenda: al otro lado de la ficción

Personajes como Jesse James, Wild Bill Hickok o Billy `el Niño' han inspirado proyectos cinematográficos tan interesantes como «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford», la reciente «Blackthorn» o la teleserie «Deadwood». La ficción sigue siendo seducida por un modelo vital y extremo que en raras ocasiones se asemeja a la realidad vivida por sus protagonistas.

Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

Irrumpen amparados por la bruma de un amanecer cualquiera. Atraviesan la calle a galope tendido y acribillan la apacible rutina de esta localidad a golpe de gatillo. Desmontan, cruzan el umbral del banco y al instante retornan a sus monturas con las alforjas rebosantes. Regresan por donde llegaron, espoleados por el diablo y el miedo. En la calle les recibe una lluvia de pólvora y en el trayecto de su huida desesperada son varios los que no recibirán su parte del botín. El resto hinca espuelas y completa esta balada con una estrofa perpetuada a través de la literatura y el cine.

La leyenda del fuera de la ley siempre ha llamado la atención y alrededor de ella se han elaborado crónicas idealizadas que hablan de un modelo vital extremo que surgió porque la siempre caprichosa justicia les obligó a buscar cobijo al otro lado de la ley. Jesse James lidera esta tipología de forajido asociada a la figura generosa de Robin Hood, el outlaw que robaba a los ricos para repartir el botín entre los pobres. El verdadero Jesse James se pareció poco a su leyenda. Fue el producto de una época convulsa que engendró a muchos como él: supervivientes desesperados de la Guerra de Secesión muy experimentados en el manejo de las armas e incapaces de adaptarse al modelo social instaurado tras finalizar la contienda. Jesse Woodson James nació el 5 de setiembre de 1847 en Clay County, Missouri. Era el hijo menor de Robert James, pastor baptista, y Zerelda, una mujer de carácter fuerte que no dudó en enfrentarse a quienes perseguían a sus hijos. Frank James, el hermano mayor de Jesse, nació el 10 de enero de 1843 y aunque era cuatro años mayor, siempre estuvo a las órdenes de su hermano menor. Jesse y Frank se curtieron como guerrilleros sureños a las ordenes de las partidas rebeldes de Quantrill y «Bill el Sanguinario». Finalizada la contienda prolongaron su particular guerra contra la Unión asaltando sus ferrocarriles y bancos lo que les reportó fama y cariño entre las comunidades sureñas. A comienzos de 1870, los hermanos James y Younger -James, John, Robert y Coleman- se unieron para crear una banda cuya meteórica carrera delictiva culminó el 7 de setiembre de 1876, tras el fallido atraco del banco de Northfield, en Minessota.

Aquella mañana, ocho miembros de la banda James-Younger-Miller atravesaron la calle principal de Northfield con intención de robar el First National Bank pero, al contrario de lo que ocurría habitualmente en sus golpes, los forajidos toparon con la resistencia de los empleados y los lugareños. Fruto de esta auténtica batalla campal fueron las muertes de varios atracadores y ciudadanos. Jesse y Frank lograron escapar pero Bob Younger, herido de gravedad, fue capturado. Cole y Jim Younger, también heridos, no quisieron abandonar a su hermano y fueron apresados también. A partir de este episodio determinante, Jesse llevó una existencia misteriosa bajo otra identidad y el 3 de abril de 1882, mientras se encontraba sobre una silla para colgar un cuadro en su refugio de St. Joseph (Missouri) uno de los integrantes de su banda, Robert Ford, le disparo por la espalda y a quemarropa. El resto forma parte de una leyenda que ha sido perpetuada a través de una célebre balada «Sabemos que Jesse James mató a muchos hombres. También atracó muchos trenes de la Unión. Pero la historia nos cuenta como Bob y Charlie Ford lo llevaron a la tumba. En su casa sin sospechar, enderezando un cuadro le pareció oír un ruido. Y al girarse una bala le mató. La bala fue disparada por el cobarde Bob Ford». Cuentan las crónicas que el cobarde Robert Ford sólo pudo cobrar 600 dólares de recompensa, lo que le obligó a montar un espectáculo titulado «Cómo maté a Jesse James» en el que se interpretaba a sí mismo en una recreación muy idealizada. En el transcurso de una de sus actuaciones, fue acribillado por otro integrante de la banda de Jesse James, Ed Kelly. Frank James, por su parte, logró escapar de la cárcel, montó un espectáculo junto a Cole Younger, se dedicó a dar conferencias y sobrevivió hasta el año 1915.

Billy `el Niño' también ha sido fuente inspiradora de películas tan recordadas como «El zurdo» de Arthur Penn o la magistral «Pat Garrett & Billy The Kid» de Sam Peckinpah, e incluso una suite compuesta por el prestigioso compositor estadounidense Aaron Copland. La leyenda de Billy `el Niño' se fraguó en el cruento conflicto ranchero que fue denominado como La guerra del Condado de Lincoln y en el que se enfrentaron su por entonces mentor John Tunstall y el poderoso terrateniente ganadero John Chisum. Tras la emboscada en la que falleció Tunstall, el joven que hacía llamarse Henry McCarty, William H. Bonney o Kid Antrim, pasaría a la historia como Billy `the Kid', cuando juró vengar la muerte de quien lo había adoptado y educado. Este precoz pistolero nació en los arrabales de Nueva York el 17 de setiembre de 1859 y tras el fallecimiento de sus padres llevó a cabo una existencia vagabunda que le guió hasta los paisajes de Wichita, Kansas y Silver City en Nuevo México. Dice la leyenda que por entonces su lista de muertes ascendía a 21, uno por cada año de su vida, y que su epílogo se escenificó en el tránsito nocturno del 14 al 15 de julio de 1881. Refugiado en una hacienda fronteriza de Fort Summer y mientras paseaba por su habitación, Billy exclamó al ver una sombra «¿Quién está ahí?». La única respuesta que obtuvo fue la bala que, de entre las penumbras, le disparó un viejo compañero de andanzas delictivas reconvertido en sheriff, su otrora amigo Pat Garrett.

En 1865 el coronel George Ward Nichols afirmó, en el «Harper´s New Monthly Surprise Magazine», que fue testigo de la pericia con el revólver de `Wild Bill Hickok'. El célebre pistolero esgrimió su Navy Colt y disparó seis tiros en un letrero en el que estaba dibujada de letra O a 50 metros. «De una forma despreocupada -afirmó Nichols- y sin llevarse la pistola a los ojos disparó los seis tiros de su revolver. Después vi que todas las balas estaban incrustadas en el círculo». James Butler Hickok, alias `Wild Bill Hickok' es la figura iconográfica más relevante del Salvaje Oeste. La descripción física de su larga cabellera, su atuendo elegante y sus dos revólveres se completaba con la sangre fría que sacaba a relucir cuando debía enfrentarse a sus contrincantes.

Hickok representa al llamado «Halcón de la frontera»: jugador, pistolero, aventurero y mercenario de la ley. A medida que su fama de tirador infalible se acrecentaba, sus miedos comenzaron a aflorar ya que temía que alguno de sus incontables enemigos le disparara por la espalda. Estos terrores se convirtieron en obsesión cuando le diagnosticaron una ceguera progresiva y cobraron forma definitiva cuando, en el crepúsculo de su carrera, se dirigió hacia la comunidad minera de Deadwood. La mañana del 2 de agosto de 1872, el Salvaje Bill se encontraba jugando una partida de póquer en el Nuttal & Mann´s Saloon Nº 10 de Deadwood cuando un hombre enano y bizco llamado Jack Crooked Noise McCall le disparó por la espalda. En aquel instante fatídico, Hickock tenía en su mano una doble pareja de ases y ochos que, desde entonces, se denomina como «Mano del muerto». El cineasta Walter Hill, siempre apegado al western, recreó esta escena en su película «Wild Bill» -en la que Jeff Bridges completó una mimética caracterización de Hickock- y en la teleserie de la HBO «Deadwood», donde fue Keith Carradine el encargado de dar vida al mítico pistolero.

Siguiendo con el paralelismo cine-forajidos, merece ser destacado el filme dirigido por Frank Perry, «Doc, duelo a muerte en el O. K. Corral». Esta película del año 71 es uno de los acercamientos más certeros al duelo que se celebró en la localidad de Tombstone y que tuvo entre sus protagonistas centrales al sheriff Wyatt Earp y a su cómplice, el pistolero tísico John Doc Hollyday. En la mayoría de las producciones cinematográficas, entre las que se incluyen «Pasión de los fuertes» de John Ford y «Duelo de titanes» de John Sturges, siempre se ha considerado a Wyatt Earp como un auténtico paladín de la justicia pero la realidad fue completamente distinta. Earp fue un codicioso hombre de negocios con aspiraciones políticas que se reinventó a sí mismo gracias a las presuntas biografías que él mismo dictaba y en las que figura como el héroe principal del duelo acontecido en el O.K. Corral, el cual tuvo una duración real de 30 segundos y en el que se dispararon 17 balas. John Henry Holliday nació en Georgia en 1851 y cuando contrajo una tuberculosis se vio en la obligación de abandonar su posición social y su trabajo respetable para encontrar alivio en un clima seco. Su relación con Wyatt fue siempre una complicación para Earp, que tenía ambiciones políticas y sociales, y para sus amigos que lo detestaban. Pero fue él quien estuvo a su lado cuando los hermanos Earp se enfrentaron con los Clanton y McLaury y quien participó en la posterior refriega que Wyatt Earp llevó a cabo contra quienes asesinaron a su hermano Morgan. El 8 de noviembre de 1887, Doc Holliday murió en un sanatorio aquejado de tuberculosis.

 
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