Sacudida por un nuevo estallido de violencia, Xinjiang (Turquestán Oriental para el pueblo uigur, originario de la zona), situada en el noroeste de China, atribuyó a «terroristas entrenados en el extranjero» los ataques que dejaron 19 muertos en Kashgar este fin de semana y señaló a la vecina Pakistán.

La jornada amaneció ayer bajo una inusual calma en Kashgar, donde, según relató AFP, «muchas tiendas estaban cerradas y la presencia policial se fortaleció».

El Gobierno local indicó que los hombres sospechosos de estar involucrados en los ataques fueron «asesinados por la Policía que se disponía a capturarlos» en las afueras de Kashgar.

Según las autoridades de esta localidad, capital histórica de los uigures, uno de los detenidos habría declarado que los actos del fin de semana se gestaron en Pakistán.

En el comunicado dado a conocer por el Ayuntamiento se indica que «había ido a Pakistán para unirse a la Etim, el Movimiento Islámico de Turquestán Oriental, y fue entrenado en el uso de explosivos y armas de fuego» antes de regresar a Xinjiang.

Las mismas fuentes señalaron que «todos los miembros del grupo se adhieren a una ideología religiosa extremista. Planearon ataques terroristas violentos para socavar la estabilidad (...) y lograr la independencia de Xinjiang de China».

Los últimos ataques se iniciaron el sábado por la noche, cuando dos personas mataron a cuchilladas al conductor de un camión en un mercado y a otras seis personas después. Uno de los atacantes fue detenido y el otro resultó muerto. Un día después, fueron acuchilladas otras tres personas y heridas más de una decena. La Policía mató a cinco personas y detuvo a otras cuatro.