La Reserva Federal de EEUU imita la estrategia que no funcionó al BCE
Habló el Banco Central Europeo el pasado jueves y las bolsas se hundieron. Ayer era el turno de la Reserva Federal estadounidense y emitió un comunicado en el que se calcaba lo dicho por Jean Claude Trichet: mantener los tipos de interés y, respecto a la compra de deuda, ambigüedad total. En un primer momento parecía que en Wall Street se iba a vivir un nuevo desplome, pero en la recta final la sesión repuntó. El Dow Jones cerró con una subida del 3,98%.
Imanol INTZIARTE |
El foco principal se traslada alternativamente a uno u otro lado del Atlántico. Ayer era el turno de Estados Unidos, cuya Reserva Federal (Fed) -el equivalente al Banco Central Europeo- celebraba una reunión, a priori ordinaria, pero extraordinaria por mor de las circunstancias.
Tras la degradación de la nota de la deuda soberana por parte de Standard & Poor's, la expectación era máxima. Respecto a los tipos de interés, la Fed anunció su decisión de mantenerlos entre el 0% y el 0,25%, donde permanecen sin cambios desde diciembre de 2008, y anunció que la situación económica justifica que permanezcan en niveles muy bajos «al menos hasta mediados de 2013».
Se especulaba con la posibilidad de que la Fed anunciase además el inicio de su tercera ronda de «estímulos», inyectando dinero a través de la compra de bonos del Tesoro. Pero el organismo que preside Ben Bernanke no hizo pública ninguna decisión en dicho sentido.
Lo sucedido recuerda a la reunión del BCE el pasado jueves. Entonces, el director Jean-Claude Trichet anunció que se mantenían los tipos de interés -en este caso al 1,5%- y, preguntado por una posible intervención en el mercado de la deuda, su ambigüedad desembocó en el caos. Tres días más tarde, el domingo, el BCE volvió a debatir, corrigió su postura y anunció que entraría en el mercado de deuda.
Tras conocerse las noticias de la Reserva Federal, Wall Street, que ganaba un 2%, se colocó en números rojos. No obstante, en medio de un clima de volatilidad -como si de una montaña rusa se tratara-, posteriormente volvió a repuntar.
Las miradas, antes que en Nueva York, habían estado puestas en los pasillos políticos de Washington. Estaba escrito que el pacto alcanzado entre demócratas y republicanos para aprobar el alza del techo de la deuda estadounidense no era más que un acuerdo de circunstancias para ganar tiempo.
En el texto se contempla la creación de una comisión bipartita, cuyo cometido es proponer medidas que reduzcan el déficit. Pero antes de que se nombre siquiera a los integrantes de ese comité, las dos formaciones políticas ya han comenzado a lanzarse los trastos a la cabeza, con el aumento de los impuestos a los más pudientes como caballo de batalla.
La «súper-comisión» estará formada por seis demócratas y seis republicanos, elegidos entre congresistas y senadores. El presidente Barack Obama declaró ayer que siente «cierto escepticismo» sobre las posibilidades de que se alcance un compromiso, si bien mostró su esperanza, aplicando la máxima de que no hay mal que por bien no venga, en que la pérdida de la calificación AAA por parte de la deuda pública del país «sirva para darse cuenta de lo urgente que es la situación».
Demócratas y republicanos tienen hasta el 16 de agosto para designar a sus representantes en la comisión bipartidista. Los doce elegidos tienen de plazo hasta Acción de Gracias -cuarto jueves de noviembre- para acordar sus recomendaciones. Si no logran un consenso, o si el Congreso no aprueba sus propuestas, se realizarán automáticamente recortes de hasta 1.200 millones de dólares en Defensa y Sanidad, tal y como se aprobó el 2 de agosto.
Obama ha instado a la comisión a contemplar subidas de impuestos para los ricos y a que los recortes en los programas sociales sean «modestos». Durante las negociaciones para elevar el techo de la deuda, el presidente tuvo que renunciar a su intención de poner fin a las exenciones fiscales que aprobó su antecesor George Bush. Esto le valió duras críticas desde la bancada demócrata.
Las peticiones presidenciales caen en saco roto. «Aumentar los impuestos es, simplemente, el peor enfoque», expresó con contundencia el líder republicano en el Congreso, John Boehner, quien considera que una decisión en este sentido ahogaría las inversiones necesarias para crear puestos de trabajo en un momento en el que la tasa de desempleo es del 9,1%.
Su número dos, Eric Cantor, fue más lejos al indicar que su partido debería «exigir» que la comisión rechace de entrada las subidas de impuestos. Desde el Senado, Mitch McConnell añadió que esta comisión «puede y debe» concentrarse en las reducciones de los programas de asistencia social.
Por el contrario, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, replicó que «de esta comisión no saldrá ninguna ley si los ingresos no forman parte del paquete».
Nadie regala nada, y menos los bancos. Se pedía al Banco Central Europeo que interviniese en el mercado de deuda para rebajar las primas de riesgo. Dicho y hecho. La prima del Estado español cerró ayer a 271 puntos básicos, con la rentabilidad del bono a 10 años en el 5,08%, su mínimo desde el pasado mes de diciembre. La prima de Italia también bajó, hasta 279,7 puntos básicos, con el interés de su deuda pública a 10 años en el 5,162%.
Con este frente más calmado, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, reclamó a los estados de la eurozona que apliquen medidas para reducir su déficit y que se implemente «lo antes posible» el acuerdo suscrito el pasado 21 de julio, que dota al fondo de rescate europeo de flexibilidad para intervenir en los mercados de deuda y para prestar dinero a países con problemas de financiación.
La ministra española de Economía, Elena Salgado, respondió con una defensa de sus nuevas medidas: retocar el Impuesto de Sociedades -hacer que las grandes empresas adelanten todos sus pagos, tal y como sucede con el IRPF, para que así el dinero esté más tiempo dando réditos en las arcas del Estado- y recortar gastos recetando sólo medicamentos genéricos. Madrid calcula que así obtendrá 4.900 millones.
Alemania, que considera que está poniendo dinero para salvar a países en apuros por una mala gestión, propuso ayer a través de su ministro de Economía y Tecnología, Philipp Roesler, la creación de un organismo con capacidad para examinar y sancionar, en su caso, a quienes incumplan los objetivos macroeconómicos marcados. I.I.
Un sondeo realizado por la empresa Gallup la pasada semana en EEUU revela que el 77% de los encuestados opina que la situación económica de su país está empeorando, frente al 71% que lo pensaba hace quince días y el 64% de un mes atrás. El 55% de los entrevistados ya califica como «malas» las condiciones económicas actuales.
Gallup recuerda en su informe que en Estados Unidos el gasto de los consumidores equivale a casi el 70% de la actividad económica y que si estos perciben inestabilidad e incertidumbre se retraen en sus gastos y eso repercute en las cuentas globales.