Algunos se ven arrastrados por la pendiente del ridículo y no saben cómo detenerse. Así sucede con «El Mundo», que día tras día ofrece material más que de sobra para esta lupa de papel. En ese periódico parecen además estar obsesionados con Donostia, y ayer volvieron a editorializar sobre la capital guipuzcoana. Concretamente, sobre la labor del gobierno municipal, que el miércoles celebró su tercera recepción a los agentes sociales de la ciudad invitando a diversos organismos, entre ellos a algunas asociaciones de víctimas. Y parece que esto también les ha sentado mal. ¿Por qué? Pues al parecer porque no eran las únicas.

El titular de Primera se las traía: «Las víctimas frustran la encerrona de Bildu para sentarlas con proetarras». Y una se imagina el salón de plenos a oscuras y decenas de personas con palos y horcas esperando que llegaran las «víctimas». Pero las fotografías no daban a entender nada de eso. ¿Dónde estaba el problema? Pues según el editorialista, en el «escarnio». Vean lo que escribía: «Izagirre les había invitado a participar en una recepción en el Ayuntamiento `por los derechos humanos' -todo un sarcasmo- junto a Etxerat, la organización de familiares de presos de la banda terrorista». Igual se pensaban que habría gañote y no querían compartir... ¿Se imaginan lo que dirían si no las hubieran invitado? Bueno, pues para «El Mundo» la invitación «era una burla y una trampa. Burla, porque buscaba poner en un plano de igualdad a las víctimas y a sus verdugos, en una mnostruosa equiparación. Trampa, porque la única intención del alcalde donostiarra con esa encerrona era profundizar en la estrategia de Bildu que trata de presentar como intolerantes y contrarios a la reconciliación a quienes han sufrido el zarpazo terrorista». Y servidora que no se imagina a Izagirre preparando encerronas. Pero claro, los del diario ultramontano se las saben todas. A su juicio, el alcalde «aplica una táctica perversa con la que la coalición abertzale siempre gana: si los colectivos de víctimas hubiesen aceptado la invitación, Bildu se jactaría de avanzar en esa tan cacareada 'normalización'» pero «como no mordieron el anzuelo, Bildu clamará ahora que son esas asociaciones las que rechazan su mano tendida». ¿A qué suena ridículo? Pues está escrito.