Como otros años, miles de personas recorrieron ayer una Donostia abarrotada poco antes del inicio de Aste Nagusia. Lo hicieron esta vez a convocatoria de Eleak y con un mensaje en favor de todos los derechos civiles y políticos, que incidía en aspectos novedosos como la necesidad de «respeto mutuo en el modo de mirar y considerar al oponente político».

En la marcha tomaron parte unas 8.000 personas, de modo que cuando la cabeza de la manifestación llegó al final de la calle San Martín y embocó la ría, las últimas filas todavía estaban cerca de La Perla, en la salida.

Entre los manifestantes destacó sobremanera la inquietud por el mantenimiento de la política carcelaria, con incesantes gritos de ``Euskal presoak etxera'' y ``Presoak kalera, amnistia osoa'', junto a otros más esporádicos de ``Amnistiaren gabe, bakerik ez''. El otro gran lema escuchado en el recorrido fue el de ``Independentzia''.

La solidaridad con la situación de los presos políticos vascos quedó patente también en las pegatinas por la repatriación de muchos participantes.

La pancarta era portada por miembros de Eleak y reproducía la demanda principal del movimento: ``Euskal Herria libre eta legala''. Llegados ya al punto final de la plaza de Okendo, tomó la palabra su portavoz, Joxean Agirre, para incidir en que es hora de construir el futuro sobre el respeto a todos los derechos y que para ello resulta imprescindible «que no nos que- demos en una mera denuncia, sino que construyamos un muro popular y pongamos así raíces a un marco democrático».

«Cuanto más alto sea ese muro, cuanto más fuerte, más cerca tendremos ese tiempo político nuevo que necesitamos -añadió Agirre-. Un tiempo que convierta en cosa del pasado cualquier forma de violencia, que haga desaparecer la represión y la tortura, que dé oportunidad de materializarse libremente a todas las opciones políticas, que respete los derechos de los presos políticos vascos y los traiga hasta Euskal Herria», añadió.

Llamamiento a PSOE y PP

En el escenario entre el Teatro Victoria Eugenia y el hotel María Cristina, Eleak añadió una petición de «responsabilidad política» y «valentía» a todos los agentes, de modo que «todos los pasos dados sean irreversibles y sirvan a su vez como anticipo de nuevos pasos. Todos los derechos para todas las personas: ésa es la clave y es el reto. Nadie nos robará el sueño de ser libres y de ser un pueblo libre».

En un punto del comunicado leído por Agirre, intercalando euskara y castellano, se aludía expresamente a PSOE y PP para reclamarles que «el nuevo curso político arranque, desde setiembre, con una nueva política, en la que ambos deben tener un protagonismo innegable». El movimiento por los derechos civiles añadió a ello que hace falta que todos «den pasos concretos» como «abandonar cualquier tentación de tensionar artificialmente la sociedad vasca».

Agirre concretó que censuran «la política irresponsable de insultar al contrario, de negar el saludo como forma de buscar un titular, o de vigilar las banderas en su mástil, atentos a si ondean como ordenan la ley o el viento», aludiendo así a algunas de las polémicas surgidas estos últimos días y amplificadas por la sequía informativa veraniega. «A estos provocadores de verano hay que decirles, antes que nada, que la fiesta es compatible con la reivindicación, y que lo que sobran en los recintos festivos son agresiones sexuales, persecuciones de fotografías, provocaciones policiales, exclusiones ideológicas y normativas elitistas. ¿Qué tiene de malo una txosna popular frente a una carpa con moqueta de Heineken?», preguntó.

Tras este repaso al periodo veraniego, Eleak subrayó que ahora es imprescindible «superar cuanto antes el tiempo de la represión y la ilegalización. No más vetos, detenciones, torturas, juicios políticos y euroordenes. Sortu tiene que ser legal, y el Tribunal Constitucional debe refrendarlo rápidamente y con claridad», planteó Agirre ante los miles de manifestantes.

«Respeto mutuo»

La intervención fue interrumpida en varios momentos con aplausos y se cerró con nuevos gritos en favor del retorno de los presos a Euskal Herria y a sus casas. Antes de ello, destacó también el mensaje de los convocantes en favor del «respeto mutuo» entre contrincantes políticos, «incluso al que durante décadas haya sido, como consecuencia de la espiral de enfrentamiento, el `enemigo a batir'».

En este punto, se citó que en los últimos días han alcanzado gran difusión mediática los ataques a los monolitos por Juan Mari Jauregi y Fernando Múgica, víctimas de ETA. Tras rechazarlos «sin paliativos», Eleak citó que «este rechazo no admite dobleces ni olvidos premeditados», dado que en los últimos días también electos de Bildu han sido amenazados y la sede de Etxerat en Gasteiz ha sido asaltada.

«Sin ir más lejos, ¿alguien recuerda que un policía mató a tiros en 1949 a Oskar Ariztoy cuando salía del teatro Victoria Eugenia que tenemos al lado? ¿Dónde está la placa institucional que lo recuerda?», citó Agirre. Recordó también la muerte de Iñaki Kijera a manos policiales en 1979 -recordada con placas arrancadas luego «a decenas»- o las flores puestas en su día por Mikel Kastresana «y dispersadas a patadas por compañeros de los que le quitaron la vida». En consecuencia, abogó por afrontar la cuestión de las víctimas, «de todas, con rigor y respeto», porque la memoria «no pasa por el olvido ni la exclusión» de quienes han sufrido «la violencia estatal».