El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reúnen hoy en París en una cita que ha despertado gran expectación, aunque tampoco se espera que surjan recetas mágicas después de que Steffen Seibert, portavoz de la líder germana, se encargara de rebajar las expectativas.

«No esperen nada espectacular», sentenció antes de añadir que será una reunión de trabajo sobre la gobernanza de la zona del euro, en línea con las decisiones tomadas a finales de julio. Entonces, en el marco del segundo rescate a Grecia, se acordó flexibilizar el fondo de rescate europeo, a fin de que sea accesible a países en riesgo antes de que tengan que solicitar formalmente un rescate.

Sin embargo, Alemania no está dispuesta a realizar concesiones a cambio de nada. Para la mayoría de los analistas, el propósito principal de la reunión es discutir medidas más o menos restrictivas para limitar el endeudamiento de los países de la zona del euro, como parte de un posible refuerzo de Pacto de Estabilidad. Actualmente, dicho pacto recoge un límite del déficit del 3% y de la deuda al 60% del PIB, cifras incumplidas en muchos casos desde el comienzo de la crisis.

Fortalecer el Pacto de Estabilidad implica un endurecimiento de las políticas económicas en aspectos tan dispares como las pensiones, el Impuesto de Sociedades, la ligazón de los salarios con la inflación, la limitación constitucional del déficit público...

Según Yves Marc, de Global Equities, «después de la zanahoria, los alemanes quieren el palo. El tema de las sanciones sin duda se tratará, sobre todo para los países que se resisten a la idea de hacer más esfuerzos».

Otro de los temas sobre la mesa es la lentitud con la que se responde a los embates. Por ejemplo, todavía ni se ha empezado a votar lo acordado el pasado 21 de julio, que ha de pasar por el filtro de los respectivos parlamentos estatales. Thomas Mayer, economista jefe de Deutsche Bank, lo resume apuntando que «los mercados son mucho más rápidos que la política».

Para evitar esta escalada e ir más allá de las respuestas a corto plazo, muchos analistas creen que una Europa más integrada es la mejor manera de superar la crisis de la deuda y su contagio. «No podemos estar en una unión monetaria sin un mínimo de unión política, dejando a los estados que hagan lo que quieran en su esquina», apunta Yves Marc.

Más poder para Van Rompuy

Varios países, entre ellos el Estado francés, podrían dar un primer paso en esa dirección otorgando más poder al Presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, para que éste se convierta de facto en el portavoz de la zona euro, coordinando las políticas monetarias directamente con los jefes de Estado y de Gobierno.

El denominado Consejo de la Zona Euro complementaría a las reuniones del Eurogrupo actual, presidido por el Ministro de Finanzas de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.

Lo que no se tratará en el encuentro será la creación de eurobonos, tema que sigue siendo tabú para Berlín, tal y como dejó claro ayer mismo. «El Gobierno alemán ha dicho en numerosas ocasiones que no cree que los eurobonos tengan sentido, y eso es por lo que no jugarán ningún papel en el encuentro de mañana», sentencio el portavoz Steffen Seibert.

Sin embargo, ya se han abierto las primeras brechas. El presidente de la asociación de exportadores BGA se ha convertido en el primer representante de la industria en respaldar la idea, al considerar que todas las otras medidas para combatir la crisis ya están exhaustas. Esta postura se suma a la del opositor SPD, partidario de los eurobonos.