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EH Jaietan | Romería de Begoña

La colina de Artagan, a rebosar para insistir en las plegarias a la Amatxu

La colina de Artagan, donde se levanta la basílica de Begoña, se convierte todos los 15 de agosto en lugar de peregrinaje de miles y miles de vizcainos dispuestos a llegar después de horas de caminata, en algunos casos, hasta el templo erigido en honor a la patrona de Bizkaia. Desde las 04.00 hasta las 21.00 se sucedieron las misas, en las que no faltaron las plegarias a la Amatxu, como la que realizó el alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna. Más tarde, llegó el turno del aurresku.

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Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Miles y miles de personas peregrinaron ayer a Begoña para honrar a la patrona de Bizkaia, en la festividad católica de la Asunción de la Virgen María, una fecha especial que la Iglesia de Roma conmemora con procesiones y peregrinaciones. La marcha hasta la colina de Artagan es una tradición centenaria, incluso más antigua que la fundación de la villa de Bilbo, de modo que antes de que se oficiase la primera misa -a las 04.00- eran cientos las personas que se agolpaban en el exterior tras horas de caminata de puntos tan dispersos del herrialde como Elorrio, Karrantza, Plentzia, Muskiz u Ondarroa.

El sirimiri matinal ayudó a los peregrinos, especialmente a los más madrugadores, que tras asistir a misa recuperaron fuerzas en las txosnas instaladas en el exterior del santuario, de quien es desde 1735 patrona de Bizkaia por decisión de las Juntas Generales, avalada en 1903 por una declaración del Patronato Canónico por la Sagrada Congregación de Ritos de Roma.

Por encima de las propias convicciones religiosas, la visita a Begoña se convierte en una cita inexcusable para decenas de miles de vizcainos, especialmente para los más veteranos. Por ello, para la hora de la misa mayor, a las 12.00, la explanada de acceso a la basílica estaba a rebosar, con cientos de personas agolpadas en torno a las txosnas, una churrería o decenas de puestos en los que se vendían rosquillas, pastel vasco, escapularios o imágenes de la virgen.

A la misa mayor acudieron una buena parte de la Corporación bilbaina, con el alcalde al frente. El grupo municipal de Bilbu no fue, como hoy tampoco lo hará a las celebraciones religiosas en honor a San Roque en Artxanda y Pagasarri.

La coalición soberanista de izquierda aboga por la separación «total» entre la Administración pública y las confesiones religiosas y, por ello, ninguno de sus cuatro ediles participaron en la misa mayor. La corporativa Helena Gartzia sí estuvo en el canto del tradicional ``Gernikako Arbola'', junto a un retoño del emblemático roble y en el posterior Aurresku de Begoña que bailan los dantzaris del Beti Jai Alai de Basurto, en la trasera de la basílica.

Cambio de guión

En una basílica a rebosar, tras el baile de la ``Ezpata dantza'' en honor a la Amatxu, el alcalde rompió con el guión habitual para hacer una plegaria a la virgen, muy en la línea populista de Iñaki Azkuna. Su gesto levantó los aplausos de los fieles que atestaban el templo y que trataban de paliar el sofocante calor reinante a golpe de abanico.

Lo hizo en la oración de acción de gracias y petición de nuevas. El primer edil rogó por la salida de la crisis económica «que ha llevado a tanta gente a la desesperanza y a la angustia, al perder tantos puestos de trabajo y aumentar la miseria».

En su petición, rompió con el boato religioso y se adentró en la reflexión política más propia de otros foros, para despacharse con la reflexión de que «ya sé que es una crisis mundial y no todo tiene un componente económico. Hay una crisis de valores, de pérdida de humanidad, de misericordia, de comprensión, de solidaridad y un aumento de la ambición y la avaricia. Hay quien -subrayó- poseedor de una gran fortuna, la ha querido multiplicar en un breve espacio de tiempo. La avaricia nos ha arruinado moralmente y hay millones de personas que sufren las consecuencias».

Para ser fiel a su discurso habitual y a su parroquia, no la de Begoña, Azkuna pidió a la Amatxu que «se acabe la violencia y podemos convivir en paz y libertad», en referencia a ETA, pero sin mención a otras violencias que sufre la sociedad vasca.

La plegaria del alcalde fue el broche final a la homilia del obispo Mario Iceta, quien aseguró que para construir una «civilización verdadera donde las injusticias, el hambre y la violencia puedan ser erradicadas es necesaria una educación en la verdad y el bien, en valores, que genere virtudes personales y sociales».

El guión finalizó con el baile del Aurresku de Begoña.

AURRESKU

Cientos de personas se dieron cita tras la misa mayor en la trasera de la basílica, entre ellos el alcalde y el obispo, para asistir al Aurresku de Begoña que, con trajes de época, bailan los dantzaris del Beti Jai Alai con gran éxito.

DURANTE HORAS

Cientos y cientos de peregrinos marcharon desde media tarde del domingo, desde distintos puntos de Bizkaia como Karrantza, Bermeo, Elorrio o Plentzia, para llegar a la celebración de la primera misa.

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