Crónica | Cursos en Donostia
Autodefensa feminista, no sólo ante la agresión física
Trabajar técnicas físicas y sicológicas para combatir la violencia machista que afecta a las mujeres. Ése es el objetivo de Donostiako Autodefentsa Feminista taldea, compuesto por un grupo de jóvenes. Apuestan por reforzar la solidaridad y crear redes de apoyo para las mujeres.
Oihane LARRETXEA
Eneida Monis, Nerea Arriola, Joana Aurrekoetxea y Almudena Núñez son algunas de las integrantes de Donostiako Autodefentsa Feminista Taldea. No todas son naturales de la capital guipuzcoana, ni han cursado los mismos estudios en la Universidad, pero la vida, y sus ideales como mujeres feministas, han hecho que sus caminos se cruzaran. Aunque llevan un par de años trabajando diferentes técnicas para combatir la lacra social de la violencia machista, no fue hasta setiembre del pasado año cuando el grupo adoptó el nombre actual.
Un domingo al mes se reúnen en Kortxoenea, el gaztetxe ubicado en las faldas del monte Ulia en el barrio de Gros, y allí elaboran técnicas tanto físicas como sicológicas, así como reflexiones apoyadas por teorías feministas. El mes pasado ofrecieron en la Casa de las Mujeres de la calle Okendo su primer taller abierto al público sobre autodefensa para mujeres, dinamizado por Maitena Monroy -quien desde 1988 imparte cursos de este tipo-, y en el que participaron mujeres de entre 18 y 65 años con realidades dispares. El balance ha sido muy positivo, y por eso consideran que lo ideal sería poder ofrecerlo de una manera más constante.
Insisten una y otra vez en la horizontalidad de su proyecto. «No somos expertas, ni monitoras profesionales , sino militantes feministas que consideramos imprescindible terminar con la violencia machista -explica Núñez-. Así, todas participamos de una manera muy activa, organizando los talleres de manera rotativa». Y lo hacen según sus necesidades. «Por ejemplo, intercambiamos experiencias -detalla Monis- y en ellas detectamos que se dan situaciones en las que sentimos miedo, o baja autoestima, falta de seguridad en una misma... Entonces, para la próxima sesión preparamos ejercicios que puedan fortalecer esas carencias».
El trabajo que realizan no lo hacen desde la perspectiva de la agresión, sino de un punto de vista mucho más amplio, previo a la violencia machista. Este trabajo está basado en la prevención, en la autonomía de las mujeres. Prevenir para poder reac- cionar. «Pretendemos salir del victimismo en el que se nos socializa y adoptar una actitud activa», opina Aurrekoetxea.
Para ellas, si la mujer no se cree que tiene derecho a una vida sin violencia machista, no se podrá defender. Es por eso que consideran importante identificar las estrategias de dominación directas -como el cuerpo, la mirada, le definición de la realidad, la intimidación...- como las indirectas -el cuidado como una obligación previa al consentimiento, la dependencia emocional, el ideal de la «media naranja»...-. Alertan, asimismo, de la necesidad de desactivar las actitudes machistas que tienen muchas mujeres y que no hacen más que «reforzar la estructura machista que nos mantiene en una posición de subordinación».
Efecto esponja
Antes de que estas jóvenes formaran el grupo, y antes de que ellas pudieran poner en práctica los talleres, recibieron esta sabiduría, «esta herramienta», de otras mujeres que en su día les transmitieron su experiencia. «No estamos solas. No olvidemos que el movimiento feminista ya desarrollaba desde mucho atrás el aspecto de la autodefensa -recuerdan-. Sólo somos una pequeña parte de esta gran red». No obstante, cabe destacar que la formación posterior ha sido totalmente autodidacta y que han ido adaptando según sus propias necesidades.
La semilla de la transmisión ya ha echado raíces en varias localidades de Euskal Herria, porque el de Donostia no es el único grupo que trabaja estas técnicas. Actualmente hay colectivos similares en Azpeitia, Zarautz, Bilbo o Durango, donde un equipo de mujeres trabaja de manera especial la prevención con adolescentes. Y el número va creciendo.
En este sentido, y aunque el colectivo donostiarra repite la palabra «autodefensa» varias veces, piensan que construir alianzas entre las mujeres es primordial; trabajando en grupo los frutos son mucho mayores: «la solidaridad es uno de sus potenciales», dicen. Gracias a esta suma «se refuerzan las relaciones entre nosotras, y tejemos las redes que nos permitan responder en la misma dirección. Nuestra clave es organizarnos juntas», añade Arriola.