En esto del ciclismo ya se sabe: cuando tu jefe de filas te da permiso para atacar, no lo dudes, ve a por la etapa hasta el final. Eso mismo hizo Dani Moreno, el ganador en Sierra Nevada. El de Katusha reconoció tras la dura jornada que su líder, Joaquim Purito Rodríguez, consintió su escapada a falta de pocos kilómetros para la meta: «Le he preguntado a Purito qué tal iba y me ha dicho que bien y que tenía permiso para atacar. Iba bastante bien y lo he intentado».

Moreno ya demostró en la pasada Vuelta a Burgos el buen estado de forma que atraviesa, lo que le permitió anotarse un triunfo de etapa, pero en esta carrera afirmó que viene a trabajar para su líder Joaquim Rodríguez y no se le pasa «por la cabeza otra cosa, salvo que algún día tenga libertad por parte del equipo. A partir de ahora toca trabajar para Purito, aunque somos dos corredores de características similares y nos compenetramos muy bien».

A pesar de sentirse bien en la dura jornada de Sierra Nevada, señaló que antes de lanzar su ataque tuvo alguna duda porque soplaba «viento de cara y de costado» y podía perjudicarle. Pero tras alcanzar a Chris Sörensen y cuando llegó al último kilómetro se «veía vencedor».

Día redondo tuvo también Sylvain Chavanel, que arrebató el maillot rojo de líder a Pablo Lastras. «No terminé contento el Tour porque las cosas no me salieron bien, pero tengo facilidad para pasar página. Este maillot rojo de líder me hace mucha ilusión y me compensa los malos momentos», señaló el campeón de Francia.

El galo también explicó el transcurso de la última ascensión: «Vi que Lastras tenía un mal día y traté de subir con los mejores. Iba al límite, pero sabía que tenía un amplio margen para ponerme líder. El jersey rojo me hace mucha ilusión».

Peor le fueron las cosas a Igor Antón, uno de los favoritos para llevarse el triunfo final de la Vuelta. El corredor de Galdakao señaló que «no me estaba encontrando bien tanto en la subida como en los últimos días, y por eso el objetivo era perder lo mínimo». Y en ese intento, el vizcaino agradeció el trabajo «excepcional» que tuvieron que hacer sus compañeros Amets Txurruka y Gorka Verdugo.

Por su parte, otro Euskaltel, Mikel Nieve, explicó que «el calor esta haciendo mucho daño. Me he encontrado bien en la ascensión a Sierra Nevada y hemos salvado un día complicado. Cuando se ha movido Nibali me he ido a su rueda, pero he visto que la gente estaba muy fuerte y no he probado fortuna. Me he limitado a aguantar en el grupo de los mejores, que tampoco es fácil. Mañana [hoy] llegamos a Valdepeñas, más calor... Ésta va a ser una Vuelta muy exigente».

Lastras quiere más victorias

Pablo Lastras perdió el maillot rojo: «Cuando me he descolgado, veía que todavía quedaban 40 ó 50 corredores en el grupo y ya iba sufriendo. Era mejor guardar fuerzas para las oportunidades que seguro quedan por delante. Tanto yo como el equipo no vamos a conformarnos con el triunfo de ayer [lunes]».

Por su parte, el italiano Vincenzo Nibali, vencedor de la Vuelta del pasado año, indicó que «puedo archivar esta etapa con una sonrisa. Sabíamos que después de varios días con mucho calor y una llegada a más de 2.000 metros podía marcar diferencias. En la última parte de la subida hemos decidido endurecer el ritmo y poner en fila a los rivales. La victoria del año pasado me enseñó que el éxito se construye día a día. Ninguno de los rivales, ni siquiera Antón, está fuera de juego».