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Empate y gracias

El estilo Bielsa estaba en la siesta

Los rojiblancos firmaron un soporífero partido, tras verse sorprendidos por un Rayo que les presionó arriba y no les dejó sacar el balón. Después de encajar el empate se vieron incapaces siquiera de poner cerco a la meta rival y dar sensación de poder ganar el encuentro.

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Athletic 1

Rayo Vallecano 1

Joseba VIVANCO | BILBO

La siesta del burro o del carnero es aquélla que se echa antes de la comida. Pero los leones no, ésos la dejan para después de llenar el estómago. Según la Real Academia de la Lengua, siesta es aquel tiempo destinado para dormir o descansar después de comer. Ésa es la siesta de los leones. También de los de San Mamés. Cuatro de la tarde. Hora de café, copa y puro. El sol cae a plomo sobre Bilbo. El mercurio supera la barrera de los 26º...

Aste Nagusia apura sus últimos sorbos. Primer partido de Liga en la Catedral. Si hay que ir, que diría el otro, se va... pero ir `pa na'. Y así salieron los miles de aficionados que ayer por la tarde, a la hora de la merecida cabezada vespertina, le echaron corazón y acudieron a celebrar la que se esperaba primera victoria rojiblanca de la temporada. Lo que ellos no sabían es que acabarían echándose la siesta... lo mismo que sus leones.

Ya lo dijo el flemático John Benjamin Toshack en una ocasión, aquello de «hemos corrido como pollos sin cabeza». Y eso parecieron, precisamente, los jugadores de Bielsa durante casi todo el partido, pollos sin cabeza que corrieron detrás de unos rayistas capitaneados por un veterano en esto del fútbol como es Movilla, que no vinieron a San Mamés como el Trabzonspor, sino que salieron a presionar arriba y tratar de mantener lo más lejos posible de su meta a los jugadores rojiblancos.

Soporífero primer tiempo en el que los de Vallecas lograron atajar desde el mismo Iraizoz cualquier salida fluída del balón de los locales. Y ahí casi se acabó el partido. Porque ésa fue la clave. El Athletic quiso seguir siendo fiel a Bielsa, tratando de hacer circular la pelota desde su guardameta, como si del Ajax campeón europeo de los años 90 se tratara. «Han jugado más con Iraizoz que con Llorente», ilustraría luego el técnico José Ramón Sandoval.

Pero les faltaba chispa. Susaeta no acertaba, Herrera estaba desaparecido, Muniain todavía pensando en el concierto de Dani Martín en Botica Vieja al que no pudo acudir, Llorente languidecía por el campo como hace Fernando Torres últimamente en la Premier League... Ni un balón rayista que se fue al larguero de Iraizoz les despertó.

No fue hasta el minuto 25 cuando Javi Martínez -pletórico en su nuevo papel atrás y destacado como el mejor por el propio Bielsa- cabeceó flojo a las manos de Dani Jiménez. Fue la primera ocasión de los locales, que no acertaban a jugar a nada o casi nada. Mientras, el Rayo seguía haciendo estirarse a Iraizoz, hasta en dos ocasiones.

No fue hasta los últimos quince minutos finales de la primera parte cuando el Athletic empezó a encontrar a Herrera, éste a Susaeta y, si podían, a Llorente. Pero el `9` seguía de siesta. Uno sigue pensando que el riojano, dentro del área, con el central a su espalda y el balón en los pies, puede hacer mucho más.

Corría el minuto 37 cuando los de Bielsa trenzaron la primera gran jugada que despertó al graderío. Y en apenas tres minutos metieron más miedo a los vallecanos que en todo lo que llevaban de juego. Hasta Muniain se permitió rematar a puerta tras irse, a trancas y barrancas, de hasta cuatro contrarios. Pero poco más. «Yo así no aguanto toda la temporada», se lamentaba un socio nada más escuchar el pitido que mandaba a los jugadores a la caseta.

Ni el gol de «Itu» les despertó

La segunda mitad comenzó con Iraola en el lateral por un Gurpegi bien afanado en lo defensivo, pero poco resuelto arriba. Y, por un momento, pareció que Bielsa o Bonini, allá donde todo se queda de puertas adentro, les gritó aquello de «¡por la concha de....!». Los rojiblancos salieron a por el partido, despertaron, hasta una anodina grada empezó a corear al unísono el grito de ¡Athletic, Athletic!

Tras un penalti escamoteado del portero visitante a Llorente -flojo arbitraje de Teixeira que, como muchos árbitros, se empeñan en ser permisivos con aquellos equipos que no quieren o no dejan jugar- llegó lo mejor de los de San Mamés en todo el soporífero partido: el gol de Iturraspe, que sigue reivindicándose, aunque se contagiara luego del resto del equipo.

Tuvo que ser una `rabieta' de un hasta entonces apagado Muniain, que dejó el balón para el de Matiena, éste salvó a los defensas y desde dentro del área remachó cerca de la base del poste. En ese momento, nada ni nadie, salvo los ruidosos incondicionales del Rayo, dudaban de que la victoria no se escapaba.

Los minutos posteriores, ese primer cuarto hora tras la reanudación, fueron de lo mejor de los locales. Comenzó la `Zipi-Zape conection' entre Muniain y Herrera, Gabilondo metió un peligroso balón al que Llorente no llegó... Parecía que, ahora sí, el equipo comenzaba a funcionar como tal. Pero alguien debió de bostezar, por aquello de la hora, y los leones volvieron a su posición de decúbito supino. Y lo peor es que ni siquiera el gol rayista les despertó de su sueño.

Fue un balón colgado al área y entre los dos pequeños del Rayo, Piti y Movilla, se merendaron -que casi era la hora- a las dos torres centrales del Athletic. Y ahí, los de Bielsa se acabaron. Ni la salida de Toquero y su «a mí que los arrollo» -por un castigado y agotado Iker Muniain que empezaba a hacer la guerra por su cuenta- contagió a sus compañeros. El toque de corneta sólo le había durado quince minutos al Athletic .

El resto del encuentro fue una especie de deja vu de lo vivido ante los turcos en San Mamés, con un Athletic espeso, fallón en exceso y con un rival que aprovechando los errores pudo matar el partido, en sendas ocasiones de Botelho y Lass, que un entonado Iraizoz abortó. «Nos ha faltado meter la estocada para cortar las dos orejas», llegó a reconocer el entrenador rayista.

Gabilondo remataba fuera con su pierna mala un gol cantado, Herrera no estaba y ya ni se le esperaba, Llorente seguía con la puntería desviada, Toquero ni entraba en juego y, para colmo, la defensa empezó a errar incomprensibles pases al compañero. Tanto que un fallo de cálculo de De Marcos al ir a por un balón y otro mal pase de San José terminaron por hacer que muchos espectadores decidieran abandonar el estadio. Hasta Javi Martínez -que había tratado de echarse al equipo a sus espaldas incluso intentando algunas de sus míticas cabalgadas- arrojaba, agotado, la toalla.

Pero lo peor no fue la imagen del equipo, sino que un humilde pero osado Rayo Vallecano abrió los ojos al resto de equipos de la Liga sobre cómo jugarle al Athletic en San Mamés. Es el sistema anti-Bielsa.

A Bielsa le preocupa la falta de peligro tras el empate

«Me pareció más visible la influencia del entrenador del Rayo en su equipo que la mía en la expresión del Athletic». Así reconoció Marcelo Bielsa tras el partido -algo que le honra- que el debutante José Ramón Sandoval le había ganado la partida. Y es que poco más se podía decir. El rosarino no arrojó excesiva luz sobre las claves del mal juego de su equipo, aunque asumió que «durante la primera media hora del partido la idea del Rayo se impuso a la nuestra». Sólo salvó el argentino esos quince minutos finales y los siguientes quince tras la reanudación.

Del resto, «nos faltó circulación de la pelota, carecimos de buen trato de balón», pero lo que más le preocupó al técnico rojiblanco es ese final del partido, esos 20 o 25 minutos tras el gol del Rayo Vallecano en el que el Athletic no fue ese equipo que toca a rebato cuando las cosas van mal.

«Ese cierre del partido rebaja la nota del equipo, porque puedes empezar mal, costarte acomodarte, pero finalizar el partido sin llegada y con equivocaciones... eso hace que la nota no llegue casi ni a suficiente», valoró el entrenador, quien hasta admitió que «el público fue tolerante con nosotros», a pesar de los pitidos finales. No es cuestión de asimilar los nuevos preceptos del rosarino. «Después de cuarenta días de trabajo y un partido oficial, no hemos estado así hoy por falta de tiempo de desarrollo de un sistema», se explicó. Así que, por delante, dos semanas para suturar heridas y enmendar errores.

Su homólogo en el banquillo vallecano dibujó lo que había sucedido al hablar de que «hemos conseguido que el Athletic juegue más en su área que fuera de ella» gracias a «apretarles arriba», probablemente algo que los rojiblancos no se esperaban. Con esa presión hicieron que «tuvieran dificultades» para sacar el balón y provocaron que «en la segunda parte jugaran con sus líneas cortadas».

Esos problemas los sufrieron los jugadores de Bielsa, como Amorebieta, quien no obstante invitó a «tener paciencia porque es un juego distinto al del año pasado. Poco a poco iremos a mejor y a ver si en el próximo partido evitamos los errores que hemos tenido hoy». En la misma línea se mostraba el goleador del día, Ander Iturraspe, quien dijo que «confiamos en este estilo porque sabemos que nos puede dar buenos resultados y buenas clasificaciones en esta temporada»

Quien más sufrió las acometidas del Rayo fue un sobresaliente Gorka Iraizoz, que también pidió paciencia. «Es el primer partido, todos los equipos empiezan a rodar y esto acaba de empezar. Lógicamente, el punto sabe a poco porque hemos jugado en casa. El equipo está aún cohesionándose», declaró.

Los aficionados rayistas fueron «de Primera»

Varias decenas de aficionados del Rayo Vallecano viajaron con el equipo en su regreso a Primera División y dejaron patente que al menos su afición es eso, de Primera. No dejaron de animar en ningún momento durante el partido, con continuos y ruidosos cánticos.

El Rayo disparó más veces a gol que el Athletic

El Rayo disparó más a puerta que el Athletic, 14 tiros por 9 de los rojiblancos, y de ellos también más entre los tres palos, 7 por 5. Así las cosas, no es de extrañar que Iraizoz tuviera que intervenir en hasta 9 ocasiones, por sólo cuatro del portero visitante. Las estadísticas hablan.

Amorebieta, ilusionado con Venezuela

«Estoy con mucha ilusión y ganas de jugar con ellos. He nacido allí y todos mis hermanos también», dijo Amorebieta para confirmar que hoy viaja a India para jugar con Venezuela. «Tengo un pensamiento, Bielsa tiene otro, pero sabe cual es mi decisión y la apoya», añadió.

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