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CRíTICA cine

«El perfecto anfitrión» Fiesta sorpresa

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Mikel INSAUSTI

Esta divertida comedia negra parece la versión gamberra de “La huella”, aunque hay aspectos en los que además de remitir a la obra teatral de Anthony Shaffer y sus versiones cinematográficas, coincide bastante con la novela de Stephen King “Misery”, ya que Clayne Carwford sufre un calvario similar al de James Caan en la película de Rob Reiner. En “El perfecto anfitrión” el juego del gato y del ratón está abierto a infinidad de giros de guión y constantes sorpresas, sin caer nunca en el sadismo terrorífico al que parece prestarse el argumento, gracias a que el debutante Nick Tomnay prefiere que todo acabe siendo una granguiñolesca broma. El suspense psicológico siempre transita por el lado del humor surrealista a la manera del Polanski de “El quimérico inquilino”, aplicado aquí a la cambiante relación entre el anfitrión del título y su invitado, que de teórico dominador de la situación pasa a convertirse en la víctima, por aquello de que el policía puede llegar a estar mentalmente más perturbado que el delincuente.

El mayor talón de Aquiles de la película de Nick Tomnay está en las limitaciones de la puesta en escena, que funciona a las mil maravillas cuando se supedita a la casa del protagonista, pero que hace aguas en otras localizaciones como la de la comisaría, claramente perjudicadas por la falta de presupuesto. Por el contrario, el punto fuerte es la arrolladora interpretación del televisivo David Hyde Pierce, que cubre todos los huecos posibles multiplicándose de forma espectacular. Nunca resulta demasiado histriónico, porque su personaje es un maestro del engaño, y para ello recurre a toda clase de trucos y de artificios, tanto de maquillaje como de atrezzo. Dicha propensión hacia una vida inventada proviene de sus delirios mentales, pues no se conforma con conversar con amigos imaginarios, sino que organiza unos fiestones impresionantes con ellos. Los saraos son un poco como “La cena de los idiotas” de Francis Veber, pues nunca falta un conejillo de indias.