Ningún fenómeno físico, químico, matemático o electrolítico sufre constantemente el análisis colectivo de varios especialistas como las audiencias televisivas. Desde todos los ángulos de la económica, las ciencias sociales aplicadas o los gustos generacionales y las tendencias publicitarias, se miran, se suman, se restan, se diseccionan y se sacan conclusiones que para la tranquilidad de algunas profesiones les da una cierta cobertura en sus decisiones, pero que en demasiadas ocasiones se desmonta todo el entramado dado el asilvestramiento que tienen a veces colectivos muy concretos de individuos estabulados a base de las estadísticas de las mediciones de audiencias.

Cuando se estrenó hace unas semanas la serie emitida por la primera estatal «Plaza de España», manifestamos aquí que encontrábamos algo que la hacía curiosa, que se acercaba a la guerra civil del 36 con un sentido del humor con algunas trazas berlanguianas, lo que nos hizo decantar nuestro primer juicio por apostar como algo que podía tener interés, máxime con un arranque de audiencias muy esperanzador. La realidad es que semana a semana se ha ido desinflando la serie, tanto en su pulso narrativo que acabó siendo excesivamente circular y con los personajes como agotados, como en la aceptación de los telespectadores.

Parte de la explicación a la manifiesta desafección de la audiencia se puede encontrar en que era verano, otros usos y costumbres y etcétera, pero el pasado lunes se emitieron sus últimos capítulos y acabó, en una franja peligrosa, el once por ciento en todo el Estado español, pero hete aquí que husmeando en las audiencias por autonomías, resulta que en la CAV, alcanzó una cuota del dieciocho punto cinco en su momento de máxima audiencia. La diferencia es notable, solamente superado por muy poco, ojo al dato, por Murcia y Castilla y León, por lo que debemos hacernos muchas preguntas. Muchísimas.

Probablemente un factor importante para entender esta aceptación sea el protagonismo de Gorka Otxoa, la inclusión en un papel secundario de Ramón Barea y que tiene un cierto aire la serie al despendole de «Vaya semanita». Porque ir más allá me funde los plomos.