Al menos 83 guatemaltecos murieron en los años 40 en experimentos de EEUU
En los años 40 varios experimentos médicos estadounidenses dejaron 83 muertos en Guatemala. Los científicos inocularon enfermedades venéreas como la sífilis y gonorrea a decenas de guatemaltecos, oficialmente para «probar la eficacia» de los antibióticos.GARA |
Al menos 83 personas murieron como consecuencia de los experimentos médicos realizados por científicos estadounidenses con 5.000 personas a las que inocularon enfermedades venéreas (sífilis y gonorrea) entre 1946 y 1948 en Guatemala, según las conclusiones de la comisión estadounidense encargada de la investigación del caso.
«Creemos que hubo 83 muertos», dijo el científico Stephen Hauser, matizando que él y sus colegas desconocen «hasta qué punto estas muertes estuvieron directa o indirectamente relacionadas con estos experimentos», informa el diario Siglo XXI.
En total, unas 700 personas «recibieron alguna forma de tratamiento», la mayoría pertenecientes a colectivos especialmente vulnerables (enfermos mentales, prostitutas y presos), algo que la jefa de esta comisión, Amy Gutmann, ha considerado «un episodio claramente inmoral de injusticia histórica». Por su parte, el vicepresidente de Guatemala, Rafael Espada, informó de que su Gobierno ha podido localizar en el oeste del país a cinco de las cientos de personas que fueron objeto de estos experimentos, gracias a los archivos existentes en los hospitales donde se llevaron a cabo. Estas personas, con edades comprendidas entre los 84 y los 85 años, se trasladarán con sus familias a la capital del país centroamericano para someterse a un examen médico que confirme que padecieron enfermedades venéreas durante esta época.
Al margen de las conclusiones a las que ha llegado esta comisión, creada a petición del presidente estadounidense, Barack Obama, científicos de la Universidad de Pennsylvania trabajan también en este caso para documentar los hallazgos. El escándalo salió a la luz el pasado mes de noviembre.
Estados Unidos, a través de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, se limitó a disculparse, explicando que estos experimentos estaban destinados a probar la eficacia de la penicilina