«Destino final 5» Suspense mecánico
Mikel INSAUSTI
La quinta entrega de la franquicia “Destino final” es posiblemente la menos mala de todas, lo que no sé si es decir gran cosa. No se le puede negar espectacularidad de principio a fin, con el riesgo que supone empezar por una grandiosa secuencia de catástrofes, la cual obliga a mantener durante el resto del metraje la atención del espectador al máximo. Y a ese nivel de puro entretenimiento el debutante Steven Quale demuestra que es un alumno aventajado de James Cameron, sobre todo a la hora de sacar todo el rendimiento posible al impactante sistema en 3D. Pero al igual que su maestro sacrifica el guión, convencido de que el cine de efectos especiales no necesita de un desarrollo argumental que lo sustente. Se equivoca de pleno, porque “Destino final 5” no es más que una sucesión de secuencias de acción terrorífica, en cuanto meras escenificaciones de las diferentes formas imaginables de accidentes mortales. No se puede hablar por tanto de suspense como tal, sino de una mecánica narrativa que no es gradual y funciona por acumulación.
“Destino final” está hecha para los iniciados de la saga, que a estas alturas conocen de sobra las reglas de la misma. Es una lógica interna, en la que los elementos fantásticos o paranormales juegan a favor, dando lugar a una serie de licencias ya establecidas. El joven protagonista tiene una premonición y salva de una muerte segura a un grupo de personas, pero todas ellas terminarán pagando esa alteración del destino para fallecer en aún peores circunstancias. El único trabajo de los guionistas consiste en diseñar los fulminantes episodios, con unos resultados mucho menos ingeniosos de lo que aparentan ser. Siempre son situaciones cotidianas en las que de repente algo falla desencadenando el fatal desenlace, cosas como que caiga agua en una mala conexión eléctrica. Rizando el rizo, el más difícil todavía consiste en encadenar varios fallos sucesivos, creando un efecto dominó similar al de los circuitos de fichas que caen una tras otra.