Ramón SOLA
Un ministro de manual
Antonio Camacho empezó a ser conocido en Euskal Herria por aquella famosa entrevista en Australia que se le preguntó por la tortura. En una reacción insólita, el entonces número dos del Ministerio del Interior zanjó la conversación de modo abrupto: «Corta un momento, corta un momento, vamos a plantearnos los términos de la entrevista». Cinco años después, es evidente que Camacho ha progresado mucho: tanto que ha llegado a ministro y se sabe al dedillo el manual del cargo. Así que la entrevista de ayer en Radio Euskadi derivó en un compendio de eslóganes vacíos (el Gobierno ya da pasos, pero son para detener a los miembros de ETA), de falsedades evidentes (el Gobierno cumple la ley con los presos), de piruetas imposibles (el Gobierno no verifica, pero sí constata que no hay violencia de ETA), de ejercicios de escapismo (el Gobierno no valora lo que dice ETA, pero igual algún día sí lo hace...).
De entre todas las respuestas hay una que le delata: puesto a negar, desmintió hasta que haya hablado de la situación vasca con el Vaticano, algo que el equipo de Joseph Ratzinger ha reconocido abiertamente. ¿Miente la Santa Sede? Evidentemente, no. Ocurre sólo que Camacho ya no tiene que pedir a los entrevistadores que corten, pero aún le falta mucho para decir la verdad. Al fin y al cabo, cualquier ministro del Interior sabe que la propaganda es parte de su trabajo.