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Primera División Femenina

Una competición renovada para una disciplina en crecimiento constante

La Primera División femenina arranca este fin de semana con 18 equipos en liza y muchos pretendientes a suceder al Rayo Vallecano. Athletic, Real y Lagunak componen la representación vasca en el campeonato.

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Amaia U. LASAGABASTER

No dispone de los medios ni el seguimiento del que disfruta en otras latitudes, pero también aquí el fútbol femenino reclama su cuota de protagonismo.

Al camino que iniciaron hace ya décadas equipos como Añorga, Bizkerre, Oiartzun o, más lejos, Levante o Puebla, se han ido uniendo nombres ilustres, entidades poderosas que han decidido responder a una demanda cada vez mayor, pero también otros equipos que compensan sus limitaciones con la ilusión de quien sabe que persigue un sueño. Entre unos y otras han contribuído a que algo que no hace tanto tiempo se consideraba una excentricidad, o incluso algo peor, se haya convertido en una opción deportiva tan legítima como cualquier otra. Hoy, cualquier niña a la que le guste dar patadas a un balón tiene un espejo donde mirarse, un equipo al que animar, y una competición que puede seguir.

Con sus peros, sin duda. Es difícil imaginar un derbi como noticia de apertura de un telediario, o a una futbolista encabezando la campaña publicitaria de una marca deportiva. Casi resulta imposible enterarse de los horarios de los partidos con cierta antelación por medio de la propia Federación Española, teóricamente encargada de velar por este deporte...

Ni qué decir tiene que la inmensa mayoría de las jugadoras se ven obligadas a compaginar la práctica del fútbol con sus estudios o un trabajo que les permita mantenerse. Superando todos esos obstáculos, y alguno más, mañana se levanta el telón de la 1ª División femenina.

Lo hace con un formato renovado, que premiará al equipo más regular. Hace dos temporadas ya se había reformulado el sistema de competición, con la entrada -muy discutida por la mayoría de los clubes- de varios equipos vía invitación, la distribución geográfica por grupos, y la división del campeonato en dos fases. Se dio un plazo de tres año al experimento, en los que no se contemplaban descensos, pero, lejos de asentarse, ha acabado desapareciendo una temporada antes de lo previsto.

El relevo de esa última versión de lo que se conocía como Superliga lo toma ahora la Primera División. Un campeonato con 18 participantes, que se disputa a doble vuelta -34 jornadas en total-, que comienzan este fin de semana y acaba a finales de mayo. El equipo que más puntos sume se llevará el título, y los cuatro últimos clasificados descenderán a Segunda División. Además, las cuatro mejores escuadras tendrán la recompensa de disputar la Copa.

La columna vertebral

Pero, más allá del establecimiento de un sistema competitivo más racional, el crecimiento de esta disciplina se hace notar en la competitividad. Los tiempos en los que un par de equipos pasaban por encima del resto están cada vez más lejos, por mucho que el Rayo se haya adjudicado los tres últimos títulos de Superliga. De hecho, nadie se arriesga a apostar su patrimonio a que las madrileñas conquistarán el cuarto.

El equipo del barrio vallecano mantiene su potencial, aunque también lo hace -algo menos- el Espanyol, su rival en la última final. Athletic y los muy reforzados Barcelona, Atlético Féminas y Levante completarían el grupo de principales candidatos al triunfo, sin descartar una sorpresa de la Real, que mantiene un bloque en el que la veteranía se considera sinónimo de éxito.

Aunque, en ese sentido, la palma se la lleva el Athletic, que mantiene intacta la columna vertebral que, año tras año, casi sin interrupción, ha peleado por el triunfo. A las Tzibi, Iraia, Arrate, Ibarra, Marta Moreno u Olabarrieta se les han unido, además de un par de jugadoras del filial, dos fichajes de lujo: Irene Paredes -procedente de la Real- y, sobre todo, Erika Vázquez, que tras una temporada en el Espanyol regresa a Lezama.

En el capítulo de fichajes también hay que incluir a su entrenador Juan Luis Fuentes que, tras una década trabajando en la cantera rojiblanca, toma el relevo de Alberto Berasaluze para estrenarse en categoría femenina. Lo hace encantado por «la mentalidad profesional de las jugadoras, y sus ganas de aprender y mejorar cada día, que son las características que más agradece un entrenador. Están muy implicadas en el trabajo diario y además son muy ambiciosas».

También lo es Fuentes, que a su llegada señalaba que quería hacerse «una composición de lugar», pero ahora tiene claro que «tenemos que estar peleando por el título». Por muy lejos que se encuentre este torneo de aquellas primeras Superligas en las que el equipo vizcaino arrasaba. «Éste es un equipo que nació ganador y lo sigue siendo -asegura Fuentes-, pero la evolución que ha tenido el fútbol femenino es increíble. Y, aunque ahora cueste más ganar, es bueno para el fútbol que cada vez haya más competencia, más equipos a buen nivel».

Entre los que han ido creciendo hasta hacerse un hueco -y considerable- en la elite está la Real, que disputa su sexta temporada en la máxima categoría. Lo hace con ambición, tras haber alcanzado la semifinal copera la pasada campaña, «pero sin cegarnos», subraya la coordinadora de fútbol femenino txuriurdin Garbiñe Etxeberria.

Objetivos dispares

Pese a alguna baja de consideración, como la de Irene Paredes, las donostiarras han mantenido el bloque con jugadoras como Aintzane Encina, Larraitz Lucas y Maite Lizaso, que permanecen desde el nacimiento del equipo. En el cuerpo técnico creen que su experiencia debe marcar la diferencia. Entre las incorporaciones también cabe subrayar la de Ane Bergara, procedente del Espanyol, o la de Nerea Gabirondo, que llega del Eibar.

Entre unas y otras han conformado un equipo que, bajo la batuta de José Manuel Etxabe por segunda temporada consecutiva, afronta la competición «con mucha ilusión, pero sin cegarnos -insiste Etxeberria-. El nuevo formato es mucho mejor, pero la temporada puede hacerse un poco larga. Y además hay varios equipos que se han reforzado muy bien. Con todo, nos gustaría clasificarnos para disputar la Copa, aunque teniendo en cuenta que sólo lo harán los cuatro primeros se puede considerar como un objetivo, pero no como una obligación».

Algo más modestos son los planes del Lagunak, aunque su entrenador Rubén Berrogi lo considera «más que ambicioso. Salvar la categoría es un premio enorme, y más este año que descienden cuatro equipos».

Más aún teniendo en cuenta el complicado mes de agosto que ha afrontado el equipo navarro, que se las ha visto y deseado para recomponer la plantilla tras la marcha de jugadoras veteranas y lesiones de larga duración como la de Leire Uriz, que dejarán el peso del equipo en los hombros de María Goñi. El técnico navarro confía en poder ampliar la plantilla en breve, «porque si no la temporada se nos va a hacer larguísima, en diciembre estaremos fundidas».

Aunque, tras pensárselo un poco, y pese al demoledor arranque liguero -Rayo, Levante y Atlético-, prefiere dejar un mensaje más optimista. «Seguro que al final lo conseguimos».

COMPETICIÓN

El enésimo experimento no funcionó, con lo que la última versión de la Superliga ha acabado desapareciendo un año antes de lo previsto. Toma su relevo la Primera División, con un grupo único de 18 equipos que premiará al más regular.

FICHAJES

Barcelona, Atlético Féminas y Levante se han reforzado mucho y es seguro que estarán en la pelea por el título junto a Rayo y Espanyol. El Athletic también se ha apuntado un tanto con el regreso de la «killer» Erika Vázquez.

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