Ayer se conoció que el alcalde de Leitza será llamado a declarar como imputado por la Audiencia Nacional. Pocos medios resaltaban la gravedad de imputar a un alcalde por un txupinazo de fiestas donde sus convecinos mostraron sensibilidad y recuerdo por la situación de los presos vascos. Justificaban, cuando no aplaudían abiertamente, el hecho que poco tiene de broma y, a la vista de los antecedentes de ese siniestro tribunal, mucho de aviso a navegantes.

Tras las elecciones del 22-M, en las que Bildu obtuvo un rotundo éxito, la consigna ha sido la de elevar la presión al máximo. Si el viento engancha al mástil la rojigualda en Donostia, es una provocación de Bildu. Si Martin Garitano dice lo que dice, se fabrica la polémica sobre lo que no dice, dando por hecho lo que quiso decir. Todos se suman al coro de los perdonavidas y le dicen a Bildu qué tiene que hacer, y cómo y cuándo debe hacerlo. El nivel de las acusaciones alcanza ya la categoría de tonterías de campeonato.

Servidora encontró para ustedes otra perla que aspira a podio. Ayer, José María Romera escribía en los diarios siameses de «El Correo» y «El Diario Vasco» una pieza titulada «El Yo de Bildu» que no tiene desperdicio. Afirma que para Bildu «la obsesión de no dejarse guiar produce más meteduras de pata que aciertos». Y se preguntarán, guiar ¿por quiénes y por dónde? La respuesta es de viejo manual, «la ineludible declaración de condena de los crímenes etarras y los obligados gestos de reparación hacia las víctimas». Ya ven, hipocresía a gran escala, pérdida de la vergüenza y, cual oráculo de la soluciones, se arroga ser el sherpa que marca el camino.

Compara la supuesta actitud de Bildu con aquella de Aznar que a propósito de los controles de alcoholemia lanzó, como recuerda Romera, al Gobierno: «¿a mí me vas a decir tú lo que yo puedo o no puedo beber?». ¡Vaya nivel! Dice además que Bildu «ve imposiciones allá donde no hay sino invitaciones y ruegos». Nada, que se lo pregunte al alcalde de Leitza y, si tiene honradez intelectual, se dará por respondido.

«Los bildutarras» son «adolescentes indómitos». Muy ocurrente el Romera este. Otro que se clasifica para el campeonato de tonterías.