La sensación es que cada día se dan pasos atrás sobre el concepto democrático del ordenamiento convivencial. Un derecho menos cada día, un avance más de la reacción y de los neoliberales o la extrema derecha. Se está creando un Nuevo Orden, de rasgos autoritarios con diversos disfraces, y bajando a lo más pequeño, también en el mapa de las televisiones, en constante balbuceo desde la instauración de la TDT, pero que la llegada de las nuevas mayorías gobernantes a ayuntamientos y gobiernos regionales nos está deparando auténticos joyas de lo que se nos avecina a partir del nefasto próximo 20-N y sucesivos.

Aquí sabemos el deterioro que ha sufrido EITB con la actual pinza españolista en el gobierno, pero además de por la obsesión de los responsables actuales de rebajar todo lo máximo la identidad vasca, el desafecto de las audiencias se debe a la falta de capacidad del equipo de dirección elegido por Basagoiti y firmado por López. No solamente es una cuestión ideológica, es falta de perspectiva y de saber utilizar los recursos humanos existentes y las inercias programáticas más o menos instauradas en el hábito de un número determinado de ciudadanos.

Pero lo que se sabe es que decenas de emisoras municipales de televisión están en situación de desaparición en numerosos ayuntamientos andaluces, donde han llegado con ímpetu imperial los del PP. Muchas de esas emisoras son lamentables. Entre el negocio familiar y la hoja parroquial del alcalde de turno. De muy baja calidad en la mayoría de los casos, al servicio de quien paga. Por eso las dejan caer, para crear a continuación otras emisoras afines al PP.

Y la consideración anterior se convierte en horror, en declaración de prepotencia y de aviso para redacciones y televidentes cuando en la televisión pública de las Illes Balears, se coloca al frente a un militante y consejero de Presidencia del actual gobierno del PP. Sin ambages, a las claras, se trata de una televisión de partido, una usurpación, pero en otros lugares pasa lo mismo pero con personas interpuestas. Seguro que los recortes no llegarán a este instrumento de adoctrinamiento. Un horripilante nuevo orden. O a sus órdenes.