NARRATIVA
Alto al comando hormigón (o: ¡Nunca te rindas!)
Iñaki URDANIBIA
La peña de escritores que no se miran, en su escritura al menos, al ombligo o que no reducen su quehacer a cuestiones de estilo, sino que abordan temas comprometidos con los tiempos en los que viven, tiene otro nombre, Javier Mestre (Madrid 1967), que sumar a la exigua lista de los Rafael Chirbes, Isaac Rosa, Belén Gopegui...
La novela, de enigmático título, en su afán por forzar un hueco en el que poder respirar no nos da respiro, ya que desde el inicio estamos enfrentados a asuntos que entorpecen la vida de los humanos: la despiadada explotación de unos sobre otros, la destrucción de cualquier vestigio de verde a favor del sofocante gris sin contar para nada con el sentir de los vecinos, el desprecio y vampirismo para con los seres de otros colores epidérmicos, o las tierras regadas con la sangre roja de «paseados» por las huestes del fascio redentor... todo ello entrelazado y con historia de amor como eje; amor a los demás y amor entre Santiago y Victoria, la pareja protagonista del libro.
Santiago es un currante, militante comunista, que hace funcionar la excavadora, cuyo nombre da título a la novela, para mover toda la tierra que sea necesaria para cubrir aquel espacio de cemento. La muchacha es una brillante profesional que trabaja para la empresa constructora y que, obviamente, defiende los intereses de la patronal. Va a querer el amor que ambos coincidan en las obras de ampliación de la M30 y que el enfrentamiento de intereses que ambas personas representan se vaya a diluir en la unión que entre ellos va a surgir y que va a conducir a la joven a verse imbuida por la conciencia de clase para posicionarse en el campo de la justicia, echando a perder su prometedora carrera profesional y sus relaciones familiares. Mas esta pérdida se va a ver compensada, además de por el amor ya nombrado, por el mayor grado de humanidad alcanzado por medio de la solidaridad que les provoca el conocimiento de mundos hasta entonces ignorados.
El autor muestra capacidad para ir entregándonos las distintas fichas de lo que va a ser el panorama total, del mismo modo que deja ver a las claras su dominio de los espacios visitados, y me refiero a los del compromiso y a los propios de las técnicas de construcción (destrucción).
Novela de inequívoco compromiso como el de aquel esperanzador animal que cantase Herman Melville: «¿Habrá resonado antes un canto de gallo tan bendito sobre la tierra? Claro, agudo, lleno de ánimo, lleno de fuego, lleno de alegría, lleno de júbilo. Dice claramente: ¡Nunca te rindas!». En la onda del altanero cacareo de ese gallo, seguro que rojo y de izquierdas (como el corazón), se sitúa, sin lugar a dudas, la lograda novela de Javier Mestre.