Hubo pocas sorpresas pero sí mensajes bien claros en la regata clasificatoria para la IV Bandera Femenina de La Concha. Getaria-Tolosa marcó territorio realizando una regata fantástica. La «Esperantza» batió en más de medio minuto el anterior récord sobre el campo de regateo donostiarra y aventajó en seis segundos -el equivalente a dos traineras- a Galicia, su principal rival. Zumaia y Bizkaia fueron las otras dos clasificadas.

A la trainera de Galicia le pesó el tener que partir en cabeza en la contrarreloj clasificatoria, de modo que Getaria-Tolosa tuvo en todo momento las referencias de la «Rianxeira». Con esa ventaja, las campeonas de la Liga Euskotren y la Liga Guipuzcoana marcaron los mejores registros, dando a entender que a la cuarta quieren que sea la vencida, llevándose los «juegos olímpicos» del remo a sus vitrinas.

Por su parte, Zumaia se clasificó en tercera posición, quedándose a sólo cinco segundos del bote galaico, presentando su candidatura a outsider, toda vez que los partes meteorológicos indican que en la jornada de mañana la mar estará revuelta.

San Juan se atasca en la ciaboga

Por último, había cierta expectación por la pelea por la cuarta posición entre Bizkaia, San Juan, Orio y Hondarribia. Estas dos últimas embarcaciones no estuvieron al nivel requerido y se quedaron muy lejos de la frontera de los 11 minutos, marca donde estuvo el billete para meterse en la fase final.

Pasai Donibane tuvo la cuarta posición en su mano. Venía marcando mejores tiempos que Bizkaia, pero la «Batelerak» se atoró con la boya de la ciaboga, y entre el parón y el ritmo perdido, se les fueron sus opciones. No obstante, las rosas bogaron con rabia en una empopada maravillosa, donde fueron limando su desventaja a la representante vizcaina. Para su desgracia, la meta se les vino encima y no consumaron la remontada.

Mientras, Bizkaia, que remó con la «Bizkaitarra» negra de Kaiku, realizó una buena regata, sobre todo gracias a una regularidad a prueba de bomba. Tuvieron algo de fortuna, ciertamente, pero también se clasificaron con todo merecimiento; de ahí la lógica algarabía de sus remeras al final de la prueba.