Serbia y Kosovo retomaron ayer en Bruselas el diálogo auspiciado por la Unión Europea (UE) para reiniciar las conversaciones una vez superada la tensión suscitada en julio después de que las autoridades kosovares intentaran recuperar el control de dos pasos fronterizos en el norte del territorio gestionados por serbokosovares y que siguen vigilados por la OTAN. Bruselas ha presionado a Belgrado, que tras detener a Ratko Mladic espera lograr antes de fin de año el estatus de candidato a la integración en el bloque.

La UE canceló la última reunión prevista para finales de julio por falta de avances en las negociaciones de cara a zanjar una serie de acuerdos prácticos que permitan mejorar la vida cotidiana de los ciudadanos de ambos lados de la frontera, especialmente para el reconocimiento de los sellos aduaneros. Desde 2008, Belgrado no permitía el paso por Serbia de productos con el sello de Kosovo y Pristina impuso a su vez un veto a los productos serbios.

Ayer, por fin, en el marco de la sexta ronda de negociaciones, Serbia y Kosovo acordaron levantar el embargo comercial mutuo y aceptar sus respectivos registros catastrales. Ambas partes aceptaron reconocer los sellos aduaneros de Kosovo y como resultado se levantará el veto comercial en ambas direcciones, lo que representa «un paso» importante para «mejorar las relaciones en la región y garantizar la libertad de movimiento de mercancías», informó la UE.

En el caso de los registros catastrales, Belgrado y Pristina se comprometen a «establecer un catastro competo y fiable en Kosovo con el objetivo de proteger los derechos de las personas con reclamaciones legítimas de propiedades».