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LA VUELTA Última etapa

El vuelco de los pronósticos

Juanjo Cobo y Chris Froome, que ayer no pudo disputar las bonificaciones, encabezan el podio tras haber salido de Benidorm con la etiqueta de gregarios.

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Amaia U. LASAGABASTER I

Puede que algún paisano fervoroso de Juanjo Cobo se haya hecho de oro, pero lo más probable es que todas las quinielas hayan acabado en la papelera. Salvo, quizá, el tercer puesto de Bradley Wiggins y el maillot de la montaña de David Moncoutié, las sorpresas han caracterizado la 66ª edición de la Vuelta.

Empezando por la identidad de su ganador. Un Juanjo Cobo que llegó a Benidorm con apenas siete victorias en su palmarés, tras haber sopesado abandonar el ciclismo y con la etiqueta obvia de gregario. La misma que colgaba del maillot del hombre que, por sólo trece segundos, le secundó en el podio, Chris Froome. Prácticamente un desconocido al que sólo las bonificaciones -las mismas que, curiosamente, ha acabado teniendo que pelear hasta el último suspiro- han separado del primer peldaño. Y eso que ha consumido casi todas sus fuerzas escoltando a Bradley Wiggins. Sólo camino de L'Angliru, cuando el hachazo que acabó encumbrando a Cobo destrozó a Wiggins, liberaron del peso a su paisano desde el coche de Sky.

Un pinchazo detrás de otro

La rendición de Wiggins fue la última de una larga lista. Y es que para que las alternativas hayan triunfado, los favoritos, como los pronósticos, han tenido que reventar. Incluyendo los dos que los encabezaban. Igor Antón fue el primero en sucumbir, aunque revivió a tiempo para dejarse ver en las etapas asturianas y acabar celebrando un emotivo triunfo en Bilbo.

Lo de Vincenzo Nibali no tuvo marcha atrás. Lo más llamativo es que el italiano pareció salir fortalecido de la contrarreloj, pero a cambio, no ha habido etapa de montaña que no se le haya atragantado. También apuntaba alto Joaquim Rodríguez. Y también ha acabado arrojando la toalla. Hasta cierto punto porque el Purito siempre encuentra un motivo por el que pelear. Aunque sufra una caída como la que casi le costó la retirada camino de Haro. Un carácter que, pese a la desilusión final -agravada la pérdida del maillot verde-, le ha permitido vestirse de rojo durante un día y apuntarse las victorias en Valdepeñas de Jaén y San Lorenzo de El Escorial. Consuelo que no les queda a otros corredores como Michele Scarponi, Jürgen Van den Broeck, Jakob Fuglsang o incluso Mikel Nieve. No llegaron a parecer candidatos a la victoria final, pero sí a apuntarse alguna etapa o, al menos, estar en los puestos de honor. Pero la Vuelta se les ha hecho demasiado dura como para acabar en el grupo de las alternativas triunfadoras.

Los jóvenes

Alternativas que ha habido también al margen de la pareja Cobo-Froome. Tras la reivindicación de la veteranía firmada por Cadel Evans en el pasado Tour, los jóvenes han reclamado su protagonismo en la ronda española. De los ganadores de etapa, sólo cinco superan los 30 años. De los 15 primeros clasificados, ese número se reduce a tres.

Algunos incluso estaban de estreno. Es el caso de Daniel Martin que, en su primera participación en una carrera de tres semanas, levantaba los brazos en una etapa de prestigio como la de La Covatilla. Bauke Mollema, también 25 años, acaba con el maillot de la regularidad -arrebatado in extremis ayer mismo a Joaquim Rodríguez- y a menos de medio minuto del podio. Marcel Kittel (23 años) y Rein Taaramae (24) también se han adjudicado sendas etapas. Y qué decir de Peter Sagan, que con sólo 21 años acumula otras tantas victorias. Incluyendo las tres que ha celebrado en esta Vuelta, la última de ellas ayer.

Los veteranos, de todos modos, también se han dejado ver. Sobre todo David Moncoutié que, por cuarto año consecutivo, vuelve a casa con una victoria de etapa y el maillot de la montaña. O Pablo Lastras, vencedor en Totana. Con la miel en los labios se ha quedado Marzio Bruseghin, el corredor más combativo de la última semana.

Fuga y sprint

Como Petacchi, otro abuelete que se marcha de vacío, después de que ayer se le escapara su última oportunidad. En una etapa más tranquila de lo esperado para el líder, después de que la fuga de Horrach, Benítez y Caruso copara las bonificaciones en los sprints intermedios, la Vuelta se despidió con una llegada masiva y triunfo de Peter Sagan.

La principal desilusión y la mayor alegría tuvieron el mismo protagonista

16 de los 18 corredores vascos que partieron de Benidorm llegaron a Madrid. Sólo se quedaron por el camino Txente García, víctima de una fuerte caída, y su compañero David López, de la intoxicación alimentaria que ha afectado a Movistar.

Del resto, la principal desilusión y la mayor alegría tuvieron el mismo protagonista, Igor Antón. El galdakaotarra demostró pronto que no estaba en condiciones de pelear por la Vuelta, pero se resarció con la emotiva victoria en Bilbo. Menos suerte ha tenido Haimar Zubeldia, al que un pinchazo alejó de los primeros puestos. A casi todos los demás les ha tocado trabajar, aunque Intxausti y Nieve han chupado mucha cámara. A.U.L.

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