Según el reportero, además se interesan en el proyecto oficinas de ingeniería, sociedades de construcción e investigadores de todo pelaje, indicando que «la montaña debería tener pistas de esquí, carreteras con curvas en herradura, pistas de bobsleigh, centro de patinaje, vías de escalada y senderos de excursionismo. Quiero una montaña. Una verdadera», proclama. Y se queda tan ancho.

Lanza el gancho de que «en estos tiempos oscuros y de rigor económico la gente tiene ganas de ilusionarse por un gran proyecto». Varias federaciones deportivas han lanzado un comunicado conjunto de apoyo, y yo la verdad es que me apunto, que siempre es bueno tener un sitio nuevo a donde ir. Total, es posible que su construcción resulte más barata que el AVE Toledo-Cuenca-Albacete y, en cuanto al uso... ¡bueno, ni color! si lo comparamos con los nueve pasajeros diarios de dicho tren.

Y los puestos de trabajo. Los «mercados», se entusiasmarían ¡bueno, bueno! ¡eso ya está hecho!. Puestos a amontonar cemento y ladrillo, por ahí tienen más imaginación.