Uuna de las norma básicas que debe manejar todo periodista es la de diferenciar en su trabajo lo que es información y lo que es opinión. Es algo que se aprende en el primer minuto de carrera y que, al parecer, algunas y algunos colegas olvidan nada más quemar sus apuntes tras dejar la Universidad. Como muestra, un par de botones en la edición de ayer de «ABC». Por un lado, informaban del viaje que firmantes del Acuerdo de Gernika hicieron el martes a Madrid para intentar reunirse con la directora de Instituciones Penitenciarias y exigir que se les deje hablar con el Colectivo de Presos Políticos Vascos. Vano intento, como sabrán. Pues en el diario de Vocento dieron así la información: «Los firmantes del Acuerdo de Gernika -en realidad, batasunos trufados con algunos de EA-, intentaron reunirse con la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. El objetivo, además de los habituales -pedir el acercamiento de presos, la puesta en libertad de aquellos que sufran enfermedades graves, beneficios penitenciarios, el fin de la doctrina Parot...-, era reiterar una solicitud aún más extravagante: poderse entrevistar con los portavoces del colectivo de presos de ETA para recabar su opinión sobre el actual proceso de pacificación». Eso es una información aséptica y rigurosa, sí señora.

En la página anterior, el periódico históricamente ligado a la derechona, se refería a la intención de los guardias civiles de manifestarse en el Euskal Herria contra el «acoso» que dicen sufrir. Que tiene guasa la cosa. Explicaba la periodista que los del tricornio que trabajan en este país «son repudiados y `vejados' por cierto sector de la sociedad». Pues lo cierto es que repudiados sí que son, pero no sólo por parte de «un sector». Añadía que ese repudio se da «especialmente en los pueblos gobernados por Bildu, que comparte la vieja aspiración de ETA de `expulsar' al Instituto Armado de tierras vascas. Sin ir más lejos, este fin de semana concejales de la coalición en Bilbao protestaron con pitos y gritos de `txakurrak' contra el paso de los motoristas de la Guardia Civil encargados de la seguridad de la Vuelta Ciclista durante la celebración de dos etapas en Bilbao y Vitoria». Lo de los ediles como adorno es de traca. En todo caso, que esté tranquila, que cuando se marchen de Euskal Herria ya dejarán de chiflarles.