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RECORTES PRESUPUESTARIOS EN NAFARROA

Crisis de gobierno, ¿hasta el 20-N?

Curioso lugar éste en que quien incita a la rebelión al PSN es su supuesto rival, Miguel Sanz, y quien le frena es su líder estatal, Rubalcaba. Pero es lo de siempre en Nafarroa; ambos se retroalimentan frente al adversario común

Ramón SOLA

La «rajada» de Roberto Jiménez en el Parlamento ha sido interpretada casi unánimente como una vendetta del líder del PSOE frente a la presidenta de su gobierno, Yolanda Barcina, que al fin y al cabo le apuñaló antes, al pactar con el PP. Hasta aquí, pocas dudas. La pregunta es, ¿hay crisis de gobierno realmente?

Recapitulemos. Barcina anuncia su apuesta por coaligarse con el PP el 2 de setiembre, en el acto de Cadreita. Aunque en los medios la iniciativa se interprete como una traición o una humillación al PSN, en el partido de Jiménez nadie se pone nervioso por ello ni entiende que el Gobierno navarro esté en riesgo. Lógico si se tiene en cuenta que PSN y UPN han sido socios presupuestarios prácticamente siempre en los 17 años de fusión UPN-PP. Lógico también si se recuerda que PSE y PP también gobiernan juntos en Lakua y se enfrentarán el 20-N sin mayores contradicciones. Y lógico, sobre todo, si se advierte que el PSN ya no tiene otro camino en Nafarroa tras haber dado portazo a NaBai (2007) y NaBai y Bildu (2011). El gobierno de coalición actual es una trampa en la que se ha metido él solo. Sin embargo, cuando las cosas están ya calmadas aparecen dos personas que agitan el avispero del PSN. La primera es, paradójicamente, el ex presidente de UPN Miguel Sanz, con la carta en la que arremete contra el pacto de su partido con el PP y asegura entre otras cosas que «perjudica la estabilidad del Gobierno de coalición actual». Y el segundo es Alfredo Pérez Rubalcaba, líder del PSOE, que anteayer -ya once días después de la iniciativa de Barcina- sale a la palestra para azuzar a sus compañeros del PSN haciéndoles ver que lo ocurrido es grave, aunque instándoles al mismo tiempo a priorizar «la estabilidad de los gobiernos» y no pasar la línea roja de la ruptura. Así que tras escuchar a uno y otro, ayer Roberto Jiménez estaba casi obligado a levantar la voz, aunque fuera ya doce días después de oír a Barcina en Cadreita.

Parece el mundo al revés que quien incita a la rebelión al PSN sea su teórico rival, Sanz, y que quien le ponga freno sea su líder estatal, Rubalcaba. Pero es lo de siempre en Nafarroa. UPN y PSN se retroalimentan contra el adversario común, y saben que de esta seudocrisis de gobierno pueden salir más votos para los dos, que es de lo que se trata. Así que apuesten a que sí, a que habrá crisis... pero básicamente hasta el 20-N.

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