Una historia de «supervivencia humana»
Ariane KAMIO | DONOSTIA
Coincidiendo con el Premio Donostia que recibió anoche Glenn Close, Zinemaldia proyecta en Sección Oficial, fuera de competición, su última película, «Albert Nobbs». Basada en la novela «The singular life of Albert Nobbs», fue uno de los personajes más famosos que ella misma interpretó en 1982 en los teatros neoyorquinos del «off Broadway». Aquella fue una obra «austera y minimalista», por lo que, en esta ocasión, ha tenido que dotar al personaje de «más relleno, más cuerpo».
Albert Nobbs es en realidad una mujer que se hace pasar por un hombre para poder trabajar y sobrevivir en la Irlanda del siglo XIX, una sociedad dominada por los hombres, en la que las mujeres no tienen ninguna oportunidad y están condenadas a una vida de servidumbre.
La actriz estadounidense, que ha participado en este proyecto como protagonista, guionista y productora, deja atrás su cliché de «mujer fatal» para adentrarse en un personaje «inocente y que intenta desarrollar un sueño propio», que es el de casarse con una mujer -«una relación que va más allá de la propia sexualidad»- y dejar atrás el hotel en el que trabaja. «Es una historia sobre la supervivencia. Hay personas que viven alejadas de la corriente normal, que no gozan de ningún tipo de derecho, y es ahí donde vive Albert», aseguró en una rueda de prensa abarrotada.
Se refirió a aquellos que «viven con grandes secretos y no pueden ser lo que realmente son». «Salimos de la puerta de nuestra casa cada día para interpretar nuestro papel, y no siempre dices lo que quieres decir. Todos tenemos algo de Albert en nuestras vidas, aunque a diferentes niveles», apuntó.
«Ajuste difícil»
En «Albert Nobbs» ha trabajado bajo las órdenes del colombiano Rodrigo García, con quien ya coincidió en «Cosas que diría con tan solo mirarla» y en «Nueve días», aunque esta vez con una pequeña diferencia: Close participó en la elaboración del guión del título. La actriz reconoció que fue «un ajuste difícil» trabajar en el guión y ser la protagonista de la película. «Es el director el que siempre tiene la última palabra y me resultaba muy difícil decir algo o proponer cambios. Una vez sentí la necesidad de expresarme al respecto, y me sentí mal porque pensaba que estaba socavando el espacio del director, aunque luego pudimos realizar una gran colaboración», dijo.
García, por su parte, apuntó que es «importante» en un proyecto «saber qué vas a hacer». «No haría una película con cualquier actor que es también el guionista, pero con Glenn sabía que podría hacerlo», aseguró.
Close también ha participado en la financiación del filme, con el que llevaba «años soñando». «No podía creer que tuviéramos a un equipo de personas dispuestas a realizar la película. Creo que hemos hecho la película que queríamos hacer desde el pRincipio», enfatizó, para agregar que «estoy muy orgullosa de que ni un penique haya salido de Hollywood».
«La imaginación para mí es algo exótico. Para mí el cerebro de la mujer es admirable y el ejercicio de imaginar al otro y conectar con él es un viaje maravilloso», destacó el director Rodrigo García.
La cineasta francesa Agnès Varda aseguró ayer que el cine de autor tiene «una enorme necesidad de festivales», al considerar que existe un problema de distribución que «impide que las películas puedan circular».
Varda realizó estas declaraciones durante la presentación de la retrospectiva que Zinemaldia ha dedicado al que fuera su marido, Jacques Demy, fallecido en 1990, y en la que destacan películas «Les demoiselles de Rochefort» o «Los paraguas de Cherburgo». Varda ha visitado Donostia acompañada por sus hijos Rosalie Varda-Demy y Mathieu Demy, quien también presenta su último filme «Americano» en la competición oficial.
Según Varda, «el problema de la distribución existe por todas partes. Es el problema de la distribución el que impide a las películas circular», dijo. La directora de «Jacquot de Nantes», un película sobre la infancia de Jacques Demy que también se proyecta dentro de la retrospectiva, recordó que el título «Les plages d´Agnès», proyectado el año pasado en Zinemaldia, no ha sido distribuido en el Estado español.
Por su parte, Mathiew Demy subrayó que el talento de su padre le ha motivado aún más en su trabajo. «Jamás ha sido una losa para mí. Al contrario, ha sido una cosa que me ha aportado, que me ha dado mucha fuerza. He visto sus películas con diferentes edades y siempre las he observado con diferentes ojos», resaltó.
