Anjel Ordóñez Periodista
El miedo llama a la puerta
El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, concedió ayer una interesante entrevista a Radio Euskadi. Pasadas las nueve de la mañana de un lunes lluvioso y complicado en las carreteras, Garitano respondía a una larga batería de preguntas e iba desgranando una por una las principales cuestiones de la actualidad institucional y política, tanto de Gipuzkoa como de Euskal Herria. Una entrevista cordial en las formas, pero afilada en cada arista, plagada de anzuelos con doble cebo, de preguntas que son respuestas, dirigida hasta la obsesión a provocar ese titular que enlode el comentario político-informativo el resto de la jornada. Toda una lección de periodismo aplicado cuya audición quizá deberían recomendar a los estudiantes en la facultad.
No había pasado media hora desde el fin de la entrevista y Europa Press remitía su primer teletipo, que encabezaba: «Garitano: será bienvenido quien venga con buena voluntad y respeto (en alusión a los príncipes de Asturias)». Y «Abc» repicaba en su web: «Garitano da la bienvenida a los Príncipes». No es la primera vez. Garitano ya conoce las mieles de la burda pero lacerante manipulación. Las ha saboreado hasta el aborrecimiento este verano, tras sus declaraciones en la Universitat Catalana d'Estiu sobre el atentado de Hipercor.
Aunque su trayectoria como político y gobernante es corta, muy corta, Garitano acumula una dilatada experiencia en el ámbito de la comunicación. Conoce tanto como el que más los complejos mecanismos de la prensa y controla los resortes que mueven su día a día. Y, aunque eso no lo hace inmune, sí le confiere notable ventaja que compensa el obsesivo acoso del que son víctimas a diario Bildu y todas sus iniciativas. Probablemente, Garitano y su equipo incurrirán en contradicciones y cometerán errores, y será obligación de los medios ponerlos de relieve. Hasta ahora, sin embargo, la mayoría sólo se han esforzado por inundar páginas con enredos, bulos e invenciones que tratan de amedrentar a la sociedad ante el nuevo escenario ya abierto en Euskal Herria. Sepan que «el miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y fuera no había nadie».