El independentismo vasco en los tribunales españoles
La falacia del tiempo
Iñaki IRIONDO
Una de las justificaciones que han encontrado quienes saben que la condena a Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez constituye un disparate pero no se atreven a firmarlo es lo de decir que «los tiempos de la justicia no coinciden con los de la política» . Pretenden así establecer un abismo temporal insalvable para el tribunal entre lo que ocurrió antes del 13 de octubre de 2009 (tiempo juzgado) y la realidad política posterior de la izquierda abertzale y de Euskal Herria en su conjunto (que consideran que para la Audiencia Nacional es un futuro que debe resultar inexistente a efectos legales). Se trata de un pretexto lleno de vías de agua.
El primer argumento que se puede esgrimir contra él es el de la aplicación del sentido común. Alguien tan poco sospechoso de simpatías por la izquierda abertzale como José Luis Zubizarreta ya escribía el domingo en dos cabeceras de Vocento que, ante la falta de pruebas admitida en la sentencia y el recurso a las «inferencias lógicas», «si el futuro, en vez de desdeñado, hubiera sido llamado en ayuda con el fin de valorar correctamente los indicios, los jueces podrían haber llegado a la conclusión contraria» de la obtenida.
Y la demostración práctica de que las condenas a diez y a ocho años de cárcel de los delineantes del actual escenario político vasco forma parte del «tiempo político» que vive el Gobierno español es que la Abogacía del Estado a sus órdenes utiliza esa sentencia, entre otro cúmulo de referencias pretéritas, para tratar de impedir en el presente la legalización de Sortu y hasta para amenazar el futuro de Bildu.
Cuando el Ejecutivo de Zapatero y Rubalcaba ordenó las detenciones, ya sabía cuáles eran las relaciones de los ahora condenados con ETA y lo que el tiempo iba a traer. Aquel fue su «tiempo de la política». Y fue su «tiempo de la política» cuando ordenó las sucesivas redadas que respondían a las actuaciones unilaterales de ETA, y cuando recurrió la inscripción de Sortu, y cuando trató de impedir la presencia electoral de Bildu... y es su «tiempo de la política» ahora cuando sigue insistiendo en todo ello.
Esta condena no es un problema de calendarios diferenciados sino de voluntades coordinadas.