Abbas prevé una «situación difícil» por las posibles represalias israelíes
La iniciativa palestina para el reconocimiento del Estado ante el Consejo de Seguridad de la ONU tendrá consecuencias en forma de represalias israelíes. El presidente de la AP, Mahmud Abbas, advirtió ayer de la «difícil situación» en la que podrían sumirse los territorios ocupados en caso de que Tel Aviv cumpla sus amenazas. Los sectores más ultras del gobierno de Netanyahu apuestan por romper con Ramallah y cortar el grifo de las transferencias económicas.
GARA
El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, advirtió ayer de la «situación difícil» en la que podrían quedar los palestinos tras el próximo día 23, cuando solicite al Consejo de Seguridad la admisión de Palestina como Estado de pleno derecho.
La ofensiva diplomática de Abbas, que chocará con el veto de EEUU, podría tener consecuencias en forma de represalias. Diversos miembros del gobierno israelí, especialmente su ala más ultraderechista, han subido el tono de sus amenazas y han llegado a instar a romper relaciones con la autoridad de Ramallah o cortar el grifo de las transferencias, lo que dejaría al gobierno del primer ministro palestino, Salam Fayyad, cerca de la bancarrota.
Martin Nesirky, portavoz de Naciones Unidas, explicó ayer que Abbas comunicó directamente a Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, «su intención de entregarle su solicitud para (que Palestina sea) miembro de pleno derecho». Nesirky, además, subrayó el apoyo del secretario general a que «se reanuden las negociaciones» entre palestinos e israelíes. Un discurso que enlaza con las tesis defendidas por EEUU y la Unión Europea.
Los malos presagios expresados por Abbas durante su viaje a Nueva York se justifican por la escalada dialéctica en la que se ha instalado el gobierno israelí. Según informaba ayer el diario «Haaretz», diversos miembros del Ejecutivo de Benjamin Netanyahu apuestan por romper relaciones con la Autoridad Palestina. Entre quienes mantienen un discurso más duro se encuentra Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores, que defiende revisar por completo los acuerdos de Oslo, de 1993.
Su viceministro, Danny Ayalon, también en Nueva York, aseguró ayer que «la asistencia y cooperación futura» con los palestinos «podría resultar grave e irreparablemente dañada» en el caso de que Abbas siga adelante con su plan. En este sentido, dejó entrever que podrían dejar de transferir a la AP el dinero recolectado por Israel en tasas de importación, que supone el 35% del presupuesto del gobierno palestino. Esto dejaría al Ejecutivo de Ramallah en una difícil situación económica, que podría agravarse tras las amenaza lanzadas por EEUU. Representantes de Washington advirtieron también de que cortarían el grifo si Ramallah acudía al Consejo de Seguridad.
«De aquí hasta el viernes, nuestros esfuerzos se concentrarán en la demanda, no discutiremos otras ideas», aseguró ayer Abbas, en referencia a los movimientos diplomáticos que tratan de frenar su iniciativa. Hoy mismo, Netanyahu aterrizará en Nueva York para insistir en su discurso de que las «acciones unilaterales» no acercan a la paz. La tesis negociadora también es defendida por el Cuarteto (EEUU, ONU, Rusia y la UE), que ayer celebró una reunión sin que trascendiese ninguna declaración posterior.
El 83% de los palestinos apoyan la demanda de adhesión que será presentada el viernes, según un sondeo publicado ayer. Los encuestados abogan por esta opción aunque les perjudique económicamente.
Militantes palestinos y simpatizantes israelíes, así como internacionales, lanzaron ayer una campaña para monitorizar la violencia que ejercen los colonos judíos en Cisjordania. La iniciativa, organizada por los comités populares locales, será conducida por cuatro grupos de voluntarios que elaborarán informes detallados sobre las agresiones y los actos de vandalismo perpetrados por los colonos, según explicó a AFP su portavoz, Jontahan Pollack, que explicó que filmarán y distribuirán los ataques colonos. GARA