Human Rights Watch acusa a la agencia de la UE encargada de la vigilancia de las fronteras, Frontex, de someter a los inmigrantes a «condiciones abusivas».

Los migrantes interceptados en las fronteras terrestres entre Grecia y Turquía son enviados a centros de detención superpoblados. Según el informe, datado en diciembre de 2010, las autoridades griegas detenían a inmigrantes, sobre todo a miembros de grupos vulnerables como menores no acompadaos, recluyéndolos durante semanas o meses en condiciones «equiparables a un trato inhumano o degradante». Muchos de ellos eran reagrupados con adultos sin vínculos de parentesco en celdas superpobladas.

La comisaria de Interior de la UE, Cecilia Malmström, se sacudió las críticas asegurando que Frontex «no puede ser considerado responsable por las condiciones de los centros de detención de Grecia». HRW insiste, por contra, en que la agencia comunitaria es cómplice de la exposición a los inmigrantes de tratos absolutamente prohibidos por la Declaración mundial de los Derechos Humanos.

Y, además, el asunto no se limita a Grecia. La Policía italiana reprimió ayer con dureza una protesta de cientos de inmigrantes tunecinos contra sus condiciones de retención.

La víspera provocaron un incendio en un centro de detención. Ayer se manifestaron por las calles de Lampedusa y fueron atacados por vecinos.