Todas y todos en Gipuzkoa hemos sido testigos de cómo se han desmoronado las mentiras sobre la incineradora de Zubieta. Ha quedado demostrado que la incineración sería una solución sucia, contaminante, peligrosa, no sostenible, cara, antisocial... y que existe una alternativa mejor. Pues bien, ahora los incineradores intentan someter a toda Gipuzkoa a su chantaje. El diario más vendido de la provincia ha resumido el gran argumento: «La paralización de la incineradora costará 158 millones a las mancomunidades». ¿Por qué? Porque, al parecer, se debería indemnizar a las empresas comprometidas en la incineradora.

Vienen calentando desde verano su campaña de presión. Habló Carlos Ormazabal, el iniciador de las obras: «Paralizar el proyecto de la incineradora tendría una penalización de no menos de 100 millones». Luego su partido, el PNV: «Zubietako egitasmoetan ez du etenik onartuko EAJk. Goiak dio errauste planta, industrialdea eta kartzela egiteko proiektuak etenez gero 30 milioi galduko direla». Meter miedo, aunque sea con cifras contradictorias. Se les sumaron los socialistas, sembrando cizaña entre la gente de Errenteria y alrededores de San Marko: «El PSE denuncia que la Diputación ha decidido parar la incineradora. Advierten de que esta medida conllevará la reapertura del vertedero de San Marcos». E intentó rematar Denis Itxaso: «La basura que ahoga: 5 razones para evitar la moratoria».

Quienes ahora amenazan con millonarias indemnizaciones querrían que la ciudadanía de Gipuzkoa no se acordara del dato fundamental de la gran trampa: que fueron ellos mismos quienes en vísperas de las elecciones se apresuraron a cerrar con los grandes bancos y constructoras unos contratos millonarios que hipotecan a Gipuzkoa para varias generaciones. Si ahora resultara alguna complicación a causa de paralizar esos contratos inmorales e impresentables, que las complicaciones las paguen de su bolsillo ellos, los políticos que firmaron, las empresas que promocionan la operación y los medios que intoxicaron a la ciudadanía.

Todos hemos visto con nuestros ojos que existe una alternativa más limpia, económica, sostenible y saludable para la gestión de los residuos. Por eso, es la hora de la moratoria para Zubieta. No más mentiras ni chantajes.