Raimundo Fitero
El otoņo
Los matemáticos y astrónomos mayas ya sabían cuando cambiaban las estaciones porque era cuando se alineaba el sol con uno de sus maravillosas construcciones arquitectónicas. Unas bellas imágenes que varias cadenas nos han retransmitido con profusión, casi como si se tratara de un anuncio turístico y no de una maravilla de la predicción y de la exactitud de aquellos sabios para acomodar el conocimiento a su cotidianeidad. Muchos siglos después, la llegada exacta del otoño solamente la conocen perfectamente esos grandes almacenes que se relacionan con nosotros a través de unos anuncios televisivos, en esta ocasión, verdaderamente artísticos. Yo diría que todo lo que se nos muestra para incitarnos a la compra en sus múltiples puntos de venta son coreografías y montajes de danza contemporánea al servicio de una marca que simboliza la clase media.
Por causa de la crisis o por la asunción de la negligencia como intangible, lo cierto es que en algunos entes y cadenas todavía no se han enterado, y mantienen una programación a base de reposiciones muy veraniegas, pero que empieza a molestar. Y nos molesta hasta cuando vemos por tercera vez algunos de los programas que más nos interesan de toda la programación. Pongamos que hablamos de «Robin Food», del que la entrega en la que «El bigotes de Gernika», cocina unos trabajosos caracoles según la fórmula de su abuela, que probablemente será una joya de los vídeos gastronómicos, debido a la parsimonia, el ritmo, los pasos dados hasta conseguir esa cazuela magnífica, pero, oiga usted, que lo han pasado ya muchas veces, que estamos hasta allí de esos cuernos.
Cada vez que veo «Redes», es una repetición. El último encontronazo ha sido en «Página 2», programa que me parece fundamental en la programación de La 2, pero que como sigan repitiendo y repitiendo, se va a quedar en un remedo, porque Isabel Allende es una escritora muy buena y una entrevistada magnífica, da mucho juego, pero verla tantas veces, cansa, agota. Por favor señores programadores, que estamos en otoño, que Mourinho ya está de estrella, que nos dirigimos a los días de máximas audiencias, atiendan como se merece a su clientela.